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Un genocida con calle propia: Friedich Rauch


Rauch – Se trata de otro de los genocidas que ostenta llevar el nombre de una calle y que goza de la impunidad que da la ignorancia de saber quien fue.

La calle de la que hoy nos ocupamos se encuentra hacia el Oeste, al 7900 de las que la cruzan, extendiéndose de Norte a Sur y pasando por los barrios Malvinas Argentinas, Coronel Dorrego y Belisario Roldán. Si se tiene en cuenta que Rauch fue uno de los que pergeñó la detención de Dorrego (que terminaría en fusilamiento) se trata de un despropósito que cruce un barrio con el nombre de su víctima. Lo que habla de falta de información, maldad o improvisación; en todos los casos grave.

Pero quien fue Federico Rauch, este hombre que muchos lo comparan con personajes más cercanos en la historia como lo fue Rafael Videla.

Llegó a la Argentina el 23 de marzo de 1819 bajo el nombre de Friedich Rauch; había nacido en Badén, Weinheim (Alemania) el 9 de agosto de 1790. Inmediatamente se incorporó al Batallón de Cazadores con el grado de Segundo Teniente. En 1823 por órdenes de Rivadavia, inició su campaña contra los ranqueles. El gobernador Las Heras lo ascendió a Teniente Coronel y le dio el mando del regimiento de Húsares.

La presidencia de Rivadavia significó para los pampas la pérdida de grandes territorios. La ley de Enfiteusis permitió que 538 propietarios privados se adueñaran de 8.600.000 hectáreas por lo que había que controlar las fronteras y garantizar la tranquilidad de los nuevos propietarios.


Para ello el Presidente contrata a un mercenario prusiano: Federico Rauch.

La “política” de Rauch produjo importantes avances en las Iíneas de frontera. Hubo elogios a tan "noble patriota", que no solo se limitaban a la poesía, (como un poema del rivadaviano Juan Cruz Varela, instigador del asesinato de Dorrego) elogiando en sus versos la labor militar, sino que también el efímero Presidente Rivadavia se hizo tiempo para emitir un oficio, el que comenzaba diciendo: “ Deseando presentar al Sr. Coronel Federico Rauch, una expresión especial de aprecio que hace de sus distinguidos y relevantes servicios, le envió una espada en memoria del honor con que ha usado la suya sosteniendo la causa pública.”

Rivadavia, fue el inventor de la llamada Deuda Externa argentina; así lo develan documentos del Archivo General de la Nación. Era un liberal más ortodoxo que Adam Smith (el inventor del liberalismo económico) y un corrupto y mal administrador. Algo así como el Menem de los ´90 aunque no debe haber ciudad en la argentina que no lo recuerden con una calle, en algunos casos con las más importantes.

Entre lo más cuestionable de lo realizado por el dueño del nombre del sillón que cada cuatro años ansían muchos argentinos fue contratar con Inglaterra el crédito a la Baring Brothers. De garantía ofreció todas las tierras públicas de lo que es hoy la provincia de Buenos Aires, esas que libraba de los “salvajes” y “ladinos” indios de la mano –o el sable y las balas- del coronel Rauch.

El crédito solicitado a la banca Baring ascendía a un millón de libras, pero descontadas las comisiones, sólo llegaron al puerto de Buenos Aires 570.000 libras. El dinero que estaba inicialmente destinado a obras públicas, finalmente se gastó en cualquier otra cosa. Ni un centavo fue a parar a construcción de caminos, cloacas o puentes. Según Felipe Pigna, cuando se lo terminó de pagar en 1904, se habían ido de las arcas nacionales 22.734.766 pesos fuertes.


La frutilla del postre rivadaviano, es la relación que mantuvo con el general Don José de San Martín, el Padre de la Patria. Rivadavia lo odiaba y lo tuvo como enemigo personal, postura que hizo pública. Rivadavia escribía: “Es mi deber decir a ustedes, para su gobierno, que es un gran bien para este país que dicho general esté lejos de él”.

Como contracara, el libertador de Chile y Perú escribió: “me consta que en todo el tiempo de la administración de Rivadavia mi correspondencia ha sufrido una revista inquisitorial, la más completa. Yo he mirado esta conducta con el desprecio que se merecen sus autores. Rivadavia me ha hecho una guerra de zapa sin otro objeto que minar mi opinión (…) yo he despreciado tanto sus groseras imposturas como su innoble persona”.

Así podemos ver en la relación de Rivadavia con Rauch como, una vez más, que poder económico y militar se dan la mano para salpicar de sangre el país y aniquilar a los rebeldes y poner cepo a las grandes mayorías argentinas.

El 28 de Marzo del año 1829 en el combate de las Vizcacheras, Rauch fue derrotado por el Cacique ranquel Arbolito. Al morir Rauch, los 30.000 km cuadrados de pampas que posee la Buenos Aires se habían transformado en 100.000 km #AntesDeSerCalle

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