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Mármol: Diez cuadras para recordar a un poeta antirosista


José Pedro Crisólogo Mármol o simplemente conocido por su primer nombre fue un narrador y poeta, perteneciente a la generación de 1837. Nació el 2 de diciembre de 1817 y es uno de los principales escritores románticos de Argentina. Su obra más popular es la novela Amalia (1851-1855), alegato antirrosista. Escribió también dramas y poemas políticos.

La calle que lo recuerda en Mar del Plata nace como continuación de Deán Funes hacia el norte. Se desarrolla solamente dentro del barrio Parque Luro ya que la traza al llegar a la avenida Constitución desaparece.


10 cuadras recuerdan al poeta anti Rosas

Hijo de un soldado español y de una dama uruguaya, llegó a conjeturarse que su verdadero padre fue el general Tomás Guido, con quien tenía gran parecido y que fue su protector. Mármol estudió primero en Montevideo e inició en Buenos Aires la carrera de derecho.

En 1839 Mármol fue encarcelado por el gobierno de Juan Manuel de Rosas, acusado de difundir diarios provenientes de Montevideo. Su permanencia en prisión (de seis días, según los diarios oficiales; de diecisiete, según el futuro autor) marcó su porvenir, ya que fue allí, según la leyenda impulsada por él mismo, donde escribió, en las paredes del calabozo y con palitos de yerba quemados con las velas, sus primeros versos contra el dictador. La oposición al régimen de Rosas lo llevaría al exilio en Uruguay y Brasil. Compuso toda su obra en tierras extranjeras, y tras su regreso a Argentina no volvió a escribir.

En Montevideo colaboró con el movimiento opositor al rosismo desde los diarios El Nacional, Muera Rosas y Tirteo; fundó la revista El Álbum y allí estrenó los dramas en verso El poeta y El cruzado (ambos en 1842). A su etapa brasileña corresponde el poema El puñal (1844) y el inicio de la publicación del inconcluso Cantos del peregrino, ambiciosa obra en verso de neta influencia byroniana. Reuniría más tarde su producción poética en Armonías (1851).

Su prosa política incluye Examen crítico de la juventud progresista de Río de Janeiro (1847), Asesinato del señor Florencio Varela, redactor de El Comercio del Plata (1849) y Manuela Rosas (1850), folleto en el que presenta a Rosas como un tirano feroz y a su hija, Manuela, como una víctima de la monstruosidad del padre. El mismo trato se reproduce en la ya citada novela Amalia, que publicó en La Semana, diario que fundó.

Mármol regresó a Buenos Aires a la caída de Rosas y ocupó cargos públicos: fue senador y diputado, partidario de Mitre, y asumió en 1858 la dirección de la Biblioteca Nacional, que desempeñó hasta su muerte. La ceguera entristeció los últimos años de su vida.

La obra de José Mármol

Mármol es un poeta romántico influido en parte por Byron y Espronceda, pero sobre todo por Zorrilla. De pobre formación cultural (Groussac lo analiza despiadadamente), es el cantor lírico de la emigración argentina durante la dictadura de Rosas, con gran vigor poético y un intenso sentido emocional de la Naturaleza, aunque descuidado e incorrecto, como él mismo reconoce con ironía al decir que la única regla que poseía es la que arreglaba su vida y sus


Por su parecido, lo consideraban el hijo de Guido

poemas sin regla alguna. Fue poeta de juventud que no siguió cultivando la poesía después de la emigración; recogió sus versos en un volumen (Armonías, 1851); pero lo más interesante de su producción lírica se encuentra en su poema incompleto titulado Cantos del peregrino.

Concebido originariamente en doce cantos, cuatro de los cuales nunca escribió el autor (VII a X), Cantos del peregrino reelabora libremente un tema byroniano, el de La peregrinación de Childe-Harold, grato a los hombres de su generación, pero dándole localización americana a través del paisaje descrito y acento genuinamente argentino al expresar el dolor de la juventud, desterrada del país durante la tiranía rosista. Se conocen, pues, ocho cantos y también un fragmento episódico, "Las Nubes", de aquellos que quedaron sólo en proyecto. Fueron escritos entre 1844 y 1846 y aparecieron a partir de este último año. El peregrino se llama Carlos y no es sino directa transfiguración confesional del propio autor y, por extensión, de los camaradas coetáneos, también proscritos de su tierra y errantes por América.

Los respectivos temas dan idea de las diversas cuerdas que el autor pulsa: en el I canta a América; en el III, a Buenos Aires; en el XI, al Janeiro; en el XII, al Río de la Plata. El II, en cambio, lo dirige a una mujer idealizada, María, quizá símbolo de la añorada patria. El IV, ligero y travieso, ofrece retratos de la gente de a bordo y pasajes epigramáticos en las referencias al oficio de escribir y al manejo del idioma, del estilo y del verso, cerrándose con un canto "A la noche oscura", reflejo de sus lecturas románticas. Los del V se titulan

"Crepúsculo", "Desencanto" y "A Emilia", himno éste de amor fraternal. El del VI, "Súplica". Hay, consiguientemente, heterogeneidad en la materia poética y mucho desorden en su acomodación interna. Pese a esto, Mármol logra aciertos parciales en la descripción de la naturaleza, en la expresión del sentimiento amoroso, en los arrebatos de patriótica angustia ante la situación de la Argentina.

Sus dos dramas románticos en verso, El poeta y El cruzado (1842), el primero, de tema moderno, y el segundo, de tema medieval, no añaden gran cosa a su gloria literaria. Tampoco significan gran cosa folletos como El puñal, en el que sienta la doctrina de que el tiranicidio es un deber patriótico, ni monografías como Manuela Rosas.


Es su novela Amalia (1851) la que convierte a Mármol en un clásico de la literatura argentina. La novela cuenta la historia del encuentro sentimental entre el joven unitario Eduardo Belgrano y Amalia. Belgrano, con un grupo de fugitivos, pretende huir de Buenos Aires a Montevideo, pero es herido durante el intento. La bella Amalia, prima de su amigo Daniel Bello (personaje en el que suele verse la proyección del autor), le da asilo.

La novela se sitúa en el año 1840, y a pesar del cariz sentimental de su asunto central, la perspectiva histórica, marcada por una visión crítica del régimen rosista, está siempre presente. Ambos planos coinciden al final de la novela, cuando Amalia y Belgrano, en la noche de su boda secreta, son sorprendidos por los sicarios rosistas, y Belgrano es asesinado. Amalia fue la novela argentina de mayor repercusión en el país y en el extranjero durante el siglo XIX, como lo demuestran las innumerables ediciones de que fue objeto, tanto en castellano como en otras lenguas.

Falleció en Buenos Aires el 9 de agosto de 1871, en plena epidemia de fiebre amarilla. Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Recoleta #AntesDeSerCalle

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