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El Bañista: el primer semanario de opinión creado por López de Gomara



Hoy recordamos el nombre de una calle que, como muchas otras, lleva el nombre de un periodista: López de Gomara. La misma nace en el lateral norte de lo que hoy es el Museo de Arte Contemporáneo, sobre la avenida Félix U. Camet.

Parque Luro, Los Pinares, López de Gomara, Los Tilos y dos cuadras de Virgen de Lujan son los barrios que recorre.

El 8 de diciembre de 1887, el periodista hispano-argentino, Justo Sanjurjo López de Gomara, motivado de dotar al pueblo de un medio de opinión destinado a reflejar las aspiraciones de los pobladores, inició la publicación de un semanario que marcó rumbos precisos a la prensa de Mar del Plata: El Bañista.

En el semanario, que se publicaba los domingos, López de Gomara se ocupaba de crónicas mundanas y de problemática vecinal. Recogía cuanta noticia podía interesar a los vecinos, como perros sueltos, baldíos con pastizales, problemas y sucesos del balneario.

Él mismo escribió en el número uno de su publicación los objetivos:

"El Bañista, aparecerá todos los domingos en Mar del Plata, durante la estación balnearia. El rápido adelanto de este precioso pueblo ha llegado al punto en que el progreso de una sociedad, produce la más elocuente de sus manifestaciones: la aparición en su seno de un órgano de publicidad. Mar del Plata no solo merece ya tenerlo, siquiera sea un modesto semanario, por ofrecer abundante material para sus columnas, sino que lo necesita imperiosamente para reflejo de su engrandecimiento y defensa de sus valiosos intereses.

Este pueblo debe tener voz propia, en lo futuro, figurar entre las localidades más adelantadas de la provincia, pues con justo título puede enorgullecerse de ser el primer puerto balneario argentino y estar llamado a convertirse muy pronto en una hermosa ciudad que reúna a los encantos de la naturaleza, los beneficios de la salubridad y los atractivos del lujo. Diez mil bañistas colmarán este verano nuestros hoteles, los elegantes chalets particulares, construidos durante el invierno -de cuarenta pasan los edificios de esa clase, muchos de ellos dignos de figurar en la aristocrática Avenida Alvear de la Capital Federal- ; se aumentan los establecimientos de recreo, se proyecta un hipódromo y se construye un teatro y todos los nombres de familias pudientes figuran en las listas de los peticionantes de habitación en los hoteles o de los adquirentes de terreno para edificar casa propia" destacaba la Editorial.

Renglón seguido, escribía: "Se centuplica el movimiento comercial y surge, en fin, en el lugar con mejor acierto elegido, una nueva población con todo el vigor asombroso, con todas las promesas de un porvenir inmenso, digno de la actividad febril, la iniciativa admirable y la riqueza portentosa de la República Argentina."

"Un órgano es ya más que necesario, imprescindible. El Bañista viene a llenar esta necesidad, adoptando un nombre que encierra todo un programa, alejándose por completo de la política, de toda cuestión personal, que suele ser falsa vía que aparta de su misión muchas veces a los diarios de la campaña y de fomentar rivalidades y disensiones. Será lo que su nombre dice, "un bañista" que busca el descanso y la expansión, deseoso de rodearse de todas las comodidades posibles, de tener buenas casas, buen alojamiento, buena mesa, buenas calles, diversiones amenas y buena compañía. Nuestro semanario será, pues, la crónica de cuanto suceda en Mar del Plata, durante el verano", sentenciaba.

Se trató de una publicación que durante dos temporadas enfocó problemas del balneario, con gran acierto y en sus dos páginas aparecieron, semana tras semana, todos los sucesos destacados del balneario.

López de Gomara, que fundó y dirigió en Buenos Aires el "Diario Español", escribió en la parte superior del primer ejemplar : "Este fue el primer periódico que se publicó en Mar del Plata. Lo hice yo para engendrar el progreso de la naciente estación balnearia."

Debajo del título del primer ejemplar se lee: "Semanario Ilustrado", aparece en Mar del Plata, todos los domingos, durante la Estación Balnearia. Después de la fecha en el centro, como título, dice: NOVEDAD, AMENIDAD, PROGRESO. Año 1, número 1.

Figuran en la primera página los avisos siguientes: Confitería de José Pose, Dr. A. Camusso, Ramón Gómez (comisionista), Hotel del Progreso, Ing. Constructor D. D. Lamazaino, Fotografía del Puerto, de Galbiati y Valentini, Hotel Unión Vascongada, de Lorenzo Echeverría, al lado de la Confitería Pose (hoy es el Palacio Árabe), Eduardo Peralta Ramos venta de solares.

Además un espacio de un cuarto de página que dice: Reservado para avisos.

En la segunda página bajo el título Para Todos, apareció un magnífico editorial que revela la preocupación dominante en el periodismo de esa época, de sugerir soluciones de interés general, siendo digno de destacar que en todos los números de EL BAÑISTA, se enfocan problemas locales, con gran acierto, además de brindar amplia información sobre distintas actividades del balneario.

En el centro de la segunda página, debajo del editorial, aparece un grabado de la Estación de Ferrocarril (que es la misma de hoy) y otro comentario sobre el VALOR DE LA TIERRA, afirmando que en 1886, podían adquirirse hectáreas centrales por tres o cuatro mil pesos.

Don Justo S. López de Gomara, como se hacía llamar, nació en la mañana del 6 de mayo de 1859, en el viejo Madrid, en un elegante edificio de la calle Mayor, esquina a la de Señores de Luzón, levantada por otro de esos personajes que desde Brihuega dieron el salto a Madrid para serlo casi todo,

Estuvo internado en el Colegio de los Escolapios de Getafe, donde cursó la 2ª enseñanza antes de pasar al Instituto San Isidro de Madrid para concluir el Bachillerato y después, con 15 años, ingresar en la Facultad de Derecho de la Universidad Central y comenzar sus pinitos periodísticos en el diario El Solfeo. Llamado más para la literatura que para el ejercicio de las leyes, abandonó los estudios para formar parte de un grupo de republicanos convencidos de que España no debía ser monárquica sino republicana. La llegada al trono de Alfonso XII le hizo salir de España, instalándose en Gante, donde cursó Ciencias Morales y Políticas, y desvinculado por razones ideológicas de Montero Ríos, se buscó la vida dando clases de español entre los belgas. Fue hasta que Bélgica se le quedó pequeña y decidió cruzar el charco en el mes de Abril de 1880. El 2 de mayo, recién cumplidos los 21 años, llegó a Buenos Aires, y como quiera que entre los republicanos españoles que emigraron a Argentina había trabado buenas amistades,

En muy poco tiempo Justo Sanjurjo se había ganado la confianza de políticos, banqueros e industriales. Y tan solo 8 años después, para 1888, era poseedor de una gran fortuna, ganada a cuenta de su trabajo periodístico y como banquero, pues había fundado el “Banco de la Provincia de Buenos Aires”.

Su casa, levantada con todo lujo y capricho en Mar del Plata, se llamó “Villa de Madrid”. En pago de los muchos favores políticos que incluso algún Presidente de la República le debía, se le ofreció un puesto político. Aceptó ser, ni más ni menos, que Cónsul de la Argentina en Guadalajara, con el único fin de que en la fachada de su casa ondease la bandera provincial de nuestra Guadalajara, ya que, por aquel entonces, le pareció excesivo el ser nombrado “Cónsul de Argentina en Brihuega”. El cargo lo desempeñó oficialmente durante 3 años, hasta que algún político se diò cuenta de que no tenía su residencia oficial en Guadalajara, sino en Buenos Aires.

Al ser nombrado Socio de Honor del Centro Alcarreño de Madrid, todos los méritos contraídos hasta aquel momento en el mundo político y económico, no se tenían en cuenta. Tampoco su larga trayectoria novelística, puesto que era ya autor de más de una veintena de novelas, y otras tantas obras de teatro. Algunas zarzuelas, y media docena de poemarios. Hasta entonces había fundado media docena de periódicos. Había transformado en ciudad una pequeña población.

Organizado la Colonia Segoviana, con centro y todo. Había fundado el Banco Agrícola y Comercial, el Instituto Agronómico, los Talleres Municipales de Cerámica y Tejido, el Banco de la Provincia de Mendoza, el Ateneo Artístico de Mar del Plata, la Asociación Patriótica Española…,e incluso la primera Sociedad Pescadora que existió en la Argentina, para vender los langostinos de Mar del Plata todos los días, menos los lunes.

Ese día todo el pescado que entraba en la Sociedad se destinaba a los hospitales y centros de caridad de la ciudad, donde a su consta, eran repartidos de forma gratuita. Y había intervenido ante el Gobierno Argentino para que el 12 de Octubre fuese declarado Día de la Raza,y fiesta nacional, Decreto aprobado por el Presidente Yrigoyen. El nombramiento obedecía a la importante labor que, entre los gobiernos Argentino y Español venía desarrollando para la integración y bienestar de los emigrantes españoles en Argentina desde donde intervino en busca de la legalización de los emigrantes españoles en estado irregular, es decir, “sin papeles”, así como de los condenados a cárcel por dicho motivo, logrando para ellos un indulto gubernamental con motivo de la boda del rey Alfonso XIII, e igualmente logró reunir importantes cantidades de dinero entre los españoles residentes en el país, y en buena situación económica, destinado a pagar el billete de vuelta y repatriar a aquellos españoles que no lograron la ansiada adaptación,no consiguieron trabajo,o por diferentes motivos tenían que iniciar el viaje de regreso, para el que no disponían de suficiente capital con el que costearlo.

Don Justo, desde Cádiz, acompañado de su esposa Mercedes y de sus 3 hijos pequeños, se dirigió a Sevilla, desde ahí a Madrid; recorrió Guadalajara, marchó a Galicia, anduvo por el norte y en el mes de Agosto se dirigió a Hamburgo, donde embarcó de nuevo para Buenos Aires en el vapor Capitán Arango.

Murió en Guaymallén, el 12 de Agosto de 1923, dejando entre sus 4 hijos (Justo, Augusto, Eugenio y Ricardo), una biografía de novela, y el recuerdo imperecedero del amor a su patria de origen, España; la provincia y la localidad natal de su madre, Guadalajara ,y Brihuega.

Para entonces había perdido nuevamente su fortuna, tan solo le quedaba el periódico que había fundado a comienzos de siglo “El Diario Español”, que continuó dirigiendo su hijo Justo, quien regresaría a España y la recorrería durante 4 meses en 1928,para asistir al homenaje que en Madrid se tributaría a Yrigoyen, en el transcurso del cual, y en el Parque del Retiro,s e descubriría la placa que recordaba el decreto por el que el 12 de Octubre se proclamaba lo que después sería llamada como “Fiesta de la Hispanidad”. Don Justo Sanjurjo López de Gomara, al momento de su fallecimiento, además, dejaba escritos más de 60 libros, novelas, obras de teatro y poesía, ensayos y guías para los emigrantes españoles en la Argentina.

El primer, y único, Cónsul que ha tenido la República de la Argentina, en la capital de la Alcarria, donde nada le recuerda, y es que don Justo era, como solía decir: “argentino en España,y español en Argentina” #AntesDeSerCalle

Fuente: Tomasa Gismera Velasco/Casa de Guadalajara en Madrid. Diciembre 2011 // Recortes periodísticos / Diario La Capital -

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