En el mes de septiembre de 1955, fue derrocado el gobierno peronista por un golpe de estado. En Mar del Plata, los cañones de los buques de la Marina despertaron a la ciudad. Se vivieron momentos de confusión. Las autoridades municipales que se hallaban dentro del edificio Municipal, fueron depuestas y en reemplazo del Intendente, asumió provisoriamente el capitán de corbeta, Bizet. Por la radio LU9, se transmitió un comunicado del Comando Revolucionario Militar, llamando a la población a la calma. Se produjeron allanamientos en los locales peronistas y en los gremios, donde se secuestraron gran cantidad de armas.
Paradójicamente, el Partido Laborista que en el año 1946 llevó al triunfo a Juan D. Perón, en 1955 ante el golpe militar, expresaba en Mar del Plata "...su reconocimiento y gratitud a las fuerzas armadas de la Nación, por el heroico y patriótico comportamiento en la gesta libertadora". También, el Partido Socialista y el Partido Radical, festejaron la intervención de la Revolución Libertadora, como así también gran cantidad de la población de Mar del Plata.
Los militares designaron como interventor a un comisionado local, el Dr. Celso Nicanor Gregorio Aldao, médico de la Marina de Guerra.
El paseo de Playa Grande lleva su nombre por medio de un Decreto, también realizado en dictadura, esta vez, en la última cívica militar que comenzó el 24 de Marzo de 1976.
Bajo el expediente del Decreto Ejecutivo 15956-76 con fecha de sanción del 10/09/1976 y promulgada ese mismo día bajo la ordenanza Nº 4064 y con dos artículos.
En el artículo 1° dice: “Impónese el nombre de “PASEO DR. CELSO NICANOR GREGORITO ALDAO a la calle que se inicia en Playa Grande en la intersección de la Av. Patricio Peralta Ramos y la prolongación de la calle Rodríguez Peña, terminando en el acceso, a la escollera norte.
En tanto, en el 2°. Indica simplemente que “en las chapas de nomenclatura se consigna el texto: “Paseo Dr. Celso Aldao”.
Hechos recordados durante su gestión
El final de los “Mateos”. Durante la gestión de Aldao y por decreto del ejecutivo a su cargo se eliminó el servicio de mateos que funcionaban como taxis en la ciudad para dejarlos como coches de paseos en zonas fuera de lo céntrico.
Fue en diciembre de 1957 donde por medio de ese decreto declaró “servicio de recreo a los coches de tracción a sangre vulgarmente conocidos como “mateos”, con lo cual ya no pudieron operar como taxis y quedaban equiparados con las “canastitas” que circulaban por la costa.
En sus considerandos, el decreto indica que “el servicio de taxímetros prestados por coches de tracción a sangre, de por sí anticuados, no ha sabido mantenerse con el correr de los años acorde con el progreso de la ciudad”.
También dice “que los vehículos afectados ese servicio se encuentran en general en malas condiciones de conservación y no ofrecen las suficientes condiciones de aseo”
En otro párrafo, señala que “las paradas de vehículos de tracción a sangre en lugares de afluencia de público conspiran contra la higiene en general. Por todo ello se resuelve que a partir de la fecha (18 de diciembre) se declara a los coches de tracción a sangre, servicio de recreo similar al prestado por el de las llamadas canastitas”.
Por último, la ordenanza estableció que “los dueños de dichos vehículos solicitarán ante la dirección de policía municipal la habilitación de lugares de paradas que estarán en todos los casos alejados del radio céntrico de la ciudad y en todos los casos el precio del servicio será convenido entre el pasajero y el conductor”.
El Monumento a San Martín de Luro
El monumento fue inaugurado el 25 de febrero de 1956 con la presencia del interventor provincial, coronel Emilio Bonnecarrere. En los discursos, pletóricos de elogios a las campañas política y militar del General San Martin, nadie mencionó a Perón ni a su piedra fundamental que había sido colocada 12 años antes por el propio presidente Juan Domingo Perón, pero cuando ocupaba el cargo de Secretario de Trabajo y Previsión Social y Ministro Interino de Guerra.
Qué sucedía previo a la “asunción” de Aldao como Comisionado
Para reflejarlo, hemos tomado prestado este artículo que salió publicado en el Diario La Capital en Setiembre de 1955. La misma salió en la edición del 17 de marzo de 2009.
El periodista e historiador Norberto Galasso solicitó a LA CAPITAL una crónica sobre cómo reflejó este diario los acontecimientos de setiembre de 1955, cuando un alzamiento militar provocó la caída de la segunda presidencia de Juan Domingo Perón.
Ya en el blog de Diarios Históricos, les mostramos primeras planas de LA CAPITAL de aquel acontecimiento, y ahora también compartimos con ustedes el texto que le fue enviado al señor Galasso.
El diario destacó como de "absoluta calma" el clima que se vivió aquel fin de semana, a partir de conocerse, el viernes 16 de setiembre de 1955, de los alzamientos del Ejército en Córdoba y de la Marina de Guerra en Bahía Blanca.
Más aún destacaba en esas ediciones de viernes, sábado, domingo y lunes el comportamiento disciplinado de los marplatenses que, si bien se mantenían pegados a la radio y al mediodía arrebataban a los canillitas los diarios de la Capital, agotándolos en minutos, respetaban las disposiciones determinadas por el estado de sitio y el toque de queda, que regía desde las 20 hasta las 6 de la madrugada.
El Casino dejó de funcionar, se cancelaron los espectáculos públicos de esos días, los bancos no abrieron ni el viernes ni el lunes, y la gente se volcó a los comercios de alimentos, acaparándolos por el temor de que hubiera escasez en las próximas semanas.
Después de la conmoción inicial, las autoridades peronistas de la Municipalidad se mostraban confiadas en que prevalecerían las fuerzas leales al gobierno, más aún luego de que se informara que los rebeldes en Córdoba había sido derrotados. El intendente Jose Antonio Cavallo y el presidente del Concejo Deliberante seguían los acontecimientos desde la Municipalidad. La dirigencia sindical favorable al gobierno, encabezada por el secretario general de la CGT Regional, Manuel Sánchez García, se concentró en el local de la central gremial, en calle Catamarca a metros de avenida Colón.
Buques frente a la costa
En la edición del lunes 19, el diario dio cuenta del testimonio de varias personas señalando la presencia de algunos buques frente a la costa marplatense durante la jornada del domingo. Durante el mismo día, y cuando ya concitaban la atención de numeroso público, las naves se alejaron y dejaron de verse "sin que se haya podido establecer --se lee en la publicación-- el carácter y el motivo de las operaciones".
El diario precisa que la información llegaba a la gente a través de los comunicados emitidos por el comando en jefe de las Fuerzas de Represión y la secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia y por intermedio de LRA Radio del Estado y la Red Argentina de Radiodifusión.
Sin embargo, la gran mayoría seguía atenta a las radios uruguayas. Por ellas cundió la alerta de que los buques de la Armada, alrededor de las 2.30 de la madrugada, se habían acercado nuevamente a la costa y que se aprestaban a bombardear las instalaciones del puerto.
En la edición del 20 de setiembre, página 3, y bajo el titular "Desde las primeras horas de la madrugada de ayer (día 19) la población vivió horas de intenso dramatismo como consecuencua de la acción naval", puede leerse:
"Alrededor de las 2.30, un ir y venir de ambulancias y automotores en dirección al puerto, indicaban clatramente que el anuncio que radioemisoras uruguayas habían hecho, de que sería bombardeado el puerto local se concretaría en un hecho cierto".
La crónica, sin embargo, no aclara por qué las ambulancias "iban y venían", si lo hacían sólo de manera preventiva o por incidentes con consecuencias personales.
Por las mismas vías alternativas de información, y siendo aproximadamente las 5.30 (del día 19), la población fue instada a abandonar sus hogares sobre toda la franja ribereña marplatense, que se extiende por más de 40 kilómetros, ante la amenaza de un inminente ataque desde las naves de guerra. Las advertencias apuntaban no sólo al puerto, al sur de la ciudad, sino también al área central, de los edificios Casino y Hotel Provincial, y la tradicional playa de La Perla, la primera hacia el norte.
Explosión
Mucha gente creyó descabellados los anuncios y permaneció en sus casas. Sin embargo a las 6.40 se escuchó en toda la ciudad una tremenda explosión, al impactar una bomba contra uno de los depósitos de combustibles de YPF en el puerto. Desde este momento, sí, y con desesperación en muchas casos, las familias abandonaron sus casas en el sector costero, y muchas a pie, corriendo, se alejaron del mar.
Los bombardeos siguieron durante toda la mañana y también alcanzaron a la Escuela Antiaérea (la actuación de Agrupación de Artillería de Defensa Aérea), situada en el extremo norte del distrito.
El artículo asegura que el ataque "encontró alguna resistencia" (no se aclara luego de qué tipo fue), y que siendo las 13, la radioemisora del buque Nueve de Julio daba un informe sobre las operaciones. Fue en ese momento del día que se conocieron los comunicados del titular del Ejército, Franklin Lucero, y del mismo presidente, sobre la voluntad indeclinable de éste de dejar el gobierno.
La tapa de la edición de LA CAPITAL del 20 de setiembre es llamativa porque tiene tres grandes fotografías, cuando el estilo de la época imponía que apareciera en la primera plana ninguna o sólo una imagen. En una se ve las gruesas columnas de humo que salían de los tanques. Las otras dos son tomas de las primeras manifestaciones callejeras celebrando la caída de Perón y dándole la bienvenida a los oficiales de la Armada que tomaban control sobre la ciudad. Las primeras marchas se hicieron con banderas argentinas y imágenes de San Martín. También se improvisaron marchas de automóviles y camiones.
Algunas columnas se dirigieron hacia la sede de la Municipalidad, en Luro e Yrigoyen, para vivar a quien se asumió como el comisionado interino, el capitán de corbeta Juan Biset, comandante de instrucción y fuerza de submarinos. La jefatura militar de la ciudad fue ocupada por el capitán de fragata Carlos López, y la de policía por el teniente de navío de Infantería de Marina, Urquiza Campos.
Llovió durante toda la jornada.
Manifestaciones
Luego, durante toda la semana hubo manifestaciones callejeras en Mar del Plata, algunas muy numerosas. En las primeras hubo incidentes, como la irrupción de partidarios del golpe en el local de la CGT, donde destruyeron distintivos y documentación, para luego sacar todos los muebles a la calle y quemarlos en una gran hoguera en medio de la calle Catamarca. La misma suerte corrió el local del consejo de distrito del Partido Peronista, en la calle Mitre, varias unidades básicas masculinas y femeninas, el Centro de Empleados de Comercio, locales de gremios y la delegación del ministerio de Trabajo y Previsión.
Hace unos años trascendió que en aquellas jornadas una mansión que poseía el empresario peronista Jorge Antonio en el barrio Los Troncos también fue incendiada por manifestantes.
Además fue dañado el local de la Comisaría Primera de Policía y fueron arrancadas las placas con el nombre de Eva Perón, con el que durante las presidencias peronistas se rebautizara a la avenida Independencia
"Perdida", a la cola de una las crónicas, apareció esta información: "ALGUNOS HERIDOS. Como consecuencia de la acción de la Armada, en su ataque a objetivos militares, resultaron heridas las siguientes personas: Sra. Teresa de Bordino, cuyos demás datos no se han suministrado. Srta. Alicia Clotilde Calve, de 15 años; Cayetano Salerno, italiano, de 62 años, con domicilio en El Cano 3565.
Las concentraciones de los días subsiguientes, con una importante y hasta a veces mayoritaria participación de jóvenes estudiantes, fueron tan numerosas como las primeras pero tuvieron un carácter festivo. Una de ellas se realizó en la Base Naval hacia donde se dirigió la gente para darle la bienvenida a las mismas naves que habían partido hacia Buenos Aires para amenazar con bombardeos y a las que habían concretado en ataque contra los depósitos de combustibles, en el puerto.
Son significativos los actos que comienzan a realizarse en esos días, tras consolidarse la revolución, en los edificios públicos. Las autoridades navales, improvisadas como responsables de la Municipalidad, reciben el saludo de delegaciones de estudiantes de colegios católicos. También se produce la reivindicación de treinta y tres monjas (misioneras franciscanas) que habían sido desalojadas tiempo atrás por el peronismo del Instituto Unzué, y que permanecían en el Patronato de la Infancia. El regreso de las religiosas al Unzué fue celebrado con una ceremonia a la que concurrieron las autoridades navales y representantes de la Iglesia y de numerosos colegios #AntesDeSerCalle