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Joaquín V. González: Uno de los últimos exponentes de la Generación del '80


Ensayista, narrador, político, educador y jurista. Esta es la sintética definición de quien fuera considerado uno de los últimos exponentes de la llamada Generación del ‘80 del siglo XIX, pero además uno de los representantes más consecuentes de la línea “reformista” del régimen oligárquico, en la etapa de los conflictos sociales y las insurrecciones políticas durante los años del cambio de siglo.

Joaquín Víctor González nació en Nonogasta, pequeño pueblito de Chilecito, en La Rioja, el 6 de marzo de 1863. Se podría decir que lo suyo fue intenso y breve. En la vida política y social tuvo una distinguida participación, arrancando y también terminando muy pronto.

Luego de estudiar en el tradicional colegio Monserrat de Córdoba, a los 18 años se inició en el periodismo, a los 23 era doctor en jurisprudencia y diputado nacional, y a los 26 ya había sido electo gobernador de La Rioja. En 1887 participó de la comisión de reforma constitucional y de la redacción de la constitución provincial. Mientras tanto, ya se desempeñaba como profesor de historia, geografía y francés.

Con posterioridad, pasó a desempeñarse en cargos educativos de jerarquía nacional y, ya desde 1901, se hizo lugar en diferentes gabinetes nacionales. Con los presidentes Julio A. Roca, Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta se desempeñó como ministro de Interior, Relaciones Exteriores y Culto y Justicia e Instrucción Pública. En esta instancia, impulsó la reforma electoral de 1902, que permitió la elección de diputados socialistas.

En 1904, impulsó una ley del trabajo, radicalmente novedosa, que fue rechazada tanto por las patronales como por el movimiento obrero. En aquellos años, además, fundó el instituto pedagógico que ahora lleva su nombre (entonces, Instituto Nacional del Profesorado Secundario) y fue uno de los organizadores y primer rector de la Universidad de La Plata.

Su primer gran trabajo escrito fue La tradición nacional (1888), un puntilloso análisis del país desde una perspectiva positivista, muy propia de la época del “orden y progreso”. Le siguieron unos cincuenta textos de reflexiones históricas y filosóficas, que componen toda su obra, entre los que se destacaron Mis Montañas (1893), Educación y gobierno (1905), El juicio del siglo (de 1913) y Patria y Democracia (1920).

Un Masón

Por ser hijo de masón fue iniciado siendo aún menor de edad, en la Logia Piedad y Unión N° 34 de la ciudad de Córdoba el 17 de agosto de 1881. Su diploma de masón lleva estampada la firma de Sarmiento como Gran Maestre de la Orden. Fue V. Maestro de la referida Logia en el período 1885-86. Reelecto para un nuevo período, tuvo que resignar su cargo para cumplir su mandato legislativo, obteniendo su Carta de Retiro de la Logia el 16 de junio de 1886.

Mientras fue V. Maestro dictó brillantes conferencias y com­puso varias poesías de contenido masónico y liberal. Entre estas últimas recuérdense particularmente las tituladas Canto al trabajo y Canto a la libertad de conciencia. A su llegada a Bue­nos Aires se incorporó a la Logia Libertad N° 48 de la que fue V. Maestro.

En 1896 fue electo Pro Gran Maestre, cargo que resignó para ocu­par el más modesto de Gran Secretario. Durante varios lustros integró la Comisión de la Maso­nería encargada de estudiar los problemas atinentes a la educación. El 24 de octubre de 1922 el doctor Joaquín V. González pasó a integrar la Logia Benardino Rivadavia Nº174. A partir del 24 de noviembre de 1898 fue miembro activo y desde el 30 de octubre de 1928 honorario del Supremo Consejo grado 33° para la República Argentina, el que le encomendó su representación en los actos del Centenario de Sarmiento.

La última aparición pública de González fue el 25 de enero de 1923, en un acto que la Masonería organizó en su honor y en el que se descubrió su retrato al óleo. En esa oportunidad pronunció una memorable conferencia titulada “Orientación moderna de la Masonería”. Presidió asimismo la C. D. de la Biblioteca Masónica, denominada actualmente “Joaquín V. González”.


En Mar del Plata, su calle forma parte de los barrios Los Pinares y José Manuel Estrada. El punto cero es Rio Negro y nace como continuación de calle Champagnat (es el tramo que deja de ser avenida y se convierte en tal).


El 21 de diciembre de 1923, falleció, a la edad de 60 años mientras se desempeñaba como senador nacional #AntesDeSerCalle

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