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Leandro Alem: entre "Qué se rompa, pero que no se doble” y el olvido


Leandro Nicéforo Alén, luego rebautizado “Alem, fue hijo de Leandro Antonio Alen, un comerciante (almacenero) rosista que fue fusilado, colgado en una horca y exhibido al pueblo tras la derrota de Rosas. Cuentan que ese cambio de "n" a "m", en el final de su apellido, fue la forma que tuvo para diferenciarse de su pasado que había pertenecido al brazo armado de la célebre Sociedad Popular Restauradora, la Mazorca.

La calle que recuerda al caudillo radical se extiende desde el 2300 (la costa) hasta Juan B Justo, al 5100. En su trayecto forma parte de los barrios Lomas de Stella Maris; sirve de frontera entre el barrio homónimo con Los Troncos y Playa Grande y por último formando parte de San Carlos.

Desde chico Leandro supo de la pobreza absoluta junto a su familia. El esfuerzo de su madre, Tomasa Ponce, posibilitó que completara los estudios secundarios y llegar hasta la Universidad.

El fundador de la UCR es una figura poca recordada en la historia argentina Había nacido el 11 de marzo de 1842, desde su juventud decidió entregarse por completo a las causas que consideraba justas, lo que no evitó que siguiera un camino poco lineal. Con apenas 17 años, participó en los ejércitos urquicistas para derrotar a los díscolos bonaerenses, contra quienes guardaba rencor por el asesinato de su padre. Dos años más tarde, sin embargo, se unió a las filas de Mitre, para luchar contra Urquiza, y poco después también participaría de la Guerra del Paraguay, siendo herido en Curupaytí.

Pero cuando no tomaba las armas, Alem, junto a su inseparable sobrino, Hipólito Yrigoyen, diez años menor que él, se abocaba de lleno a la actividad política, ahora en las filas del autonomismo alsinista. Por entonces, escribía numerosas poesías y avanzaba en la carrera de Derecho.

A los 27 años, finalmente recibido de abogado, logró ser incluido en las listas de diputados nacionales del autonomismo. Fracasó en dos oportunidades, pero alcanzó a ingresar a la legislatura provincial en 1872. En sus discursos no cejaba en llamar a la defensa del sufragio universal.

Sus ideas, importantes en el paso del siglo XIX al XX

Criticaba con firmeza a Julio Argentino Roca y a Carlos Pellegrini por considerarlos parte de "un régimen nefasto", contraponiendo sus avanzadas ideas sobre cimientos republicanos y federales. Se imaginaba una Argentina descentralizada de Buenos Aires, de alguna manera se anticipó a los problemas que la concentración porteña ocasionaría en el país.

La figura de Alem no dejaba de crecer, por su oratoria y el ímpetu con que defendía las causas que creía justas: participa del sofocamiento del alzamiento mitrista, se enemista con Alsina, forma el Partido Republicano con Aristóbulo del Valle, es electo diputado nacional y rechaza la cesión de Buenos Aires al dominio nacional.

Alem desarrolló un pensamiento precursor al interior de la Unión Cívica Radical, creación suya tras la ruptura con la Unión Cívica. Era ejemplo con su compromiso con la República con una definida participación popular en la vida cívica.

La intransigencia, el rechazo a los acuerdos de cúpula y el principismo se convierten en su marca registrada, cuando hacia 1890, el régimen del Partido Autonomista Nacional se vuelve fraudulento y da vueltas las espaldas a la ciudadanía. Entonces, forma junto a Mitre, un viejo conocido, la Unión Cívica.

Pero en verdad, Alem no creía en la legitimidad de los comicios que se desarrollaban entonces y por ello mismo no consideraba que la Unión Cívica debiera tener fines electorales. Por ello mismo, encabezó en julio de 1890 la Revolución del Parque. La derrota y los acuerdos del conservador Mitre con el gobierno nacional, lo llevaron a fundar un nuevo espacio: la Unión Cívica Radical.

Con la UCR convertida en un partido de oposición al régimen, levantisco, en defensa de los principios cívicos, Alem accedió nuevamente a la cámara de Diputados. No fueron pocos los legisladores que lograron ingresar. Sin embargo, la derrota en la Capital fue dura; y sumada a los conflictos internos y a las diferencias cada vez más grandes con su sobrino Hipólito, llevaron a un cansado, enfermo y deprimido Alem a tomar una trágica decisión: el 1º de julio de 1896 se quitó la vida de un tiro. Para la historia quedaba su insigne “Qué se rompa, pero que no se doble” #AntesDeSerCalle

Fuentes: Alem: caudillo popular, profeta de la República” (Emecé, 2015) Miguel Angel De Marco /// El Historiador /// Recortes periodísticos

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