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Jerónimo Costa, el héroe de Martín García


El 16 de diciembre de 1966 se sancionó la ordenanza por la cual se e impuso el nombre de Coronel Jerónimo Costa, a la calle 198, entre Río Negro y avenida Juan B. Justo. En su traza forma parte de los barrios Libertad y Jorge Newbery


El cartel de Costa escrito con su nombre de pila con G (la ordenanza la establece con J)

Es conocido como el héroe de (la isla) Martín García y había nacido en Buenos Aires en 1808. Fue teniente de cazadores durante la guerra con Brasil, y su valeroso comportamiento en los campos de Ituzaingó le valió el grado de capitán en el mismo teatro de esta acción.

En diciembre de 1828 se hallaba en Buenos Aires y se contó entre los oficiales que rechazaron sumarse al golpe de Lavalle contra Dorrego. El sargento mayor Costa ocupó el Fuerte con su batallón, pero su actitud fue frustrada por el coronel Olazábal, jefe superior del cuerpo, que llegó a tiempo e hizo detenerlo. Desde entonces actuó en las filas de la Federación. No es de extrañar que cuando Lavalle, aliado de los franceses y apoyado por la escuadra extranjera, lo invitó a su cruzada, Costa se negase rotundamente.

Héroe de Martín García


En 1833 hizo con Juan Manuel de Rosas la campaña del desierto, hasta el río Colorado, ostentando ya el grado de teniente coronel. Era uno de los jefes de mayor confianza de Rosas y lo confirma el hecho de que el gobernador bonaerense le confiara la defensa de la isla Martín García, bloqueada por la escuadra francesa en unión con una flotilla uruguaya. Con una pequeña fuerza que no alcanzaba a 100 hombres resistió intrépidamente al comandante Daguenet, que le exigió la entrega de la isla el 11 de octubre de 1838, al frente de una fuerza de casi 500 hombres. Después de hacer derroche de bravura durante casi dos horas de combate, Costa y su segundo, el mayor Juan Bautista Thorne, rindieron sus armas. Es conocida la comunicación de Dagumet al gobernador Rosas en que elogia la heroica conducta del argentino.

Daguenet reintegró las espadas a sus prisioneros, Costa y oficiales que lo acompañaban. El jefe francés en una nota enviada a Rosas el 14 de octubre de 1838, a bordo de la nave que lo condujo hasta Buenos Aires expresó su admiración por “...los talentos militares del bravo coronel Costa”, y por lo que calificaba de “increíble actividad…”.

Un testimonio del propio héroe consigna lo siguiente:

"...en medio de un fuego vigoroso que por todas partes nos abrazaba, nuestros 96 valientes de que contaba la guarnición, se inflamaban de entusiasmo en vista del retrato de nuestro ilustre Restaurador y del bravo general Quiroga que les había colocado en el asta bandera a cubierto de los fuego”.

A las órdenes de Oribe peleó en Quebracho Herrado y en Rodeo del Medio, ambas sangrientas acciones. En esta última tomó a la bayoneta con su batallón la artillería del centro enemigo, para lo cual perdió la mitad de su tropa. Posteriormente se batió contra Rivera en Arroyo Grande e hizo toda la campaña del Estado Oriental. Dice el doctor Servando García, que Costa "jamás manchó su nombre, ni se le acusó nunca de un solo hecho denigrante ni de crueldad".

"Ni pide ni da cuartel"

Durante todo el sitio de Montevideo (1843 1851), revistó en el ejército federal sitiador. Y cuando Oribe acordó con Urquiza el arreglo del Pantanoso, en octubre de 1951 se negó a aceptar el pacto; se embarcó para Buenos Aires y se alistó en el ejército rosista. En Caseros peleó mandando el batallón Independencia, cuya bandera llevaba en el centro esta inscripción: “Ni pide ni da cuartel”.

El coronel Costa se exilió por algún tiempo, pero regresó a Buenos Aires a mediados de 1852.

El 4 de agosto, Urquiza lo designó comandante de la Guardia Nacional de Infantería. No se adhirió en setiembre de ese año al movimiento liberal y fue de los jefes porteños que acompañaron a Urquiza a Entre Ríos. En diciembre se plegó al pronunciamiento federal de Hilario Lagos y efectuó operaciones militares en Chascomus contra el coronel Pedro Rosas y Belgrano, que avanzó desde el sur.

Después de levantado el sitio de Lagos, Urquiza lo nombró general en jefe del Ejército del Norte, con asiento en Rosario; y desde esta ciudad preparó una invasión a la provincia de Buenos Aires, junto con Lagos, Cayetano Laprida, Baldomero Lamela y Juan Francisco Olmos. La misma se produjo en noviembre de 1854: unos 300 hombres avanzaron por entre San Nicolás y Pergamino, en marcha paralela al Paraná; pero a la altura de San Pedro, en el arroyo El Tala, el 8 de noviembre, Costa fue vencido por el ejército de Buenos Aires al mando del general Manuel Hornos. Después de esta campaña fracasada pasó al Estado Oriental.

El "carnaval" de Sarmiento: fusilamiento sin juicio

En enero de 1856 dirigió una nueva invasión federal, por Zárate; pero el gobierno de Buenos Aires (encabezado por Pastor Obligado) reaccionó rápidamente. El coronel Esteban García (a) "el Gato" batió a los federales en Villamayor (el 31 de enero). El coronel Emilio Conesa tomó prisionero a Jerónimo Costa, y el 2 de febrero éste fue ejecutado por orden del gobierno, junto con otros compañeros.

Jerónimo Costa no tuvo ni siquiera un juicio previo; la pena de muerte había sido establecida por Decreto y antes de ser inculpados. Lo fusilaron el 3 de febrero de 1856 y su cadáver fue abandonado. Sarmiento se alegró por la cobarde matanza, y escribió desde El Nacional: “Han muerto o han sido fusilados, en el acto de ser aprehendidos, Bustos, Costa, Olmos. Trofeos la espada de Costa ruin y mohosa. El carnaval ha principado. Se acabó la mazorca”.

Los restos de Costa pudieron recibir sepultura gracias al empeño de doña Mercedes Rosas de Rivera. El 24 de febrero de 1877, los restos de Costa y Bustos fueron trasladados a la Recoleta por Lucio V.Mansilla #AntesDeSerCalle

Fuentes: Iconografía de Rosas y de la Federación ( Fermín Chavez) /// La Gazeta Federal

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