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El Santo del Bisturí: Enrique Finochietto:

Una calle, condecoraciones y el tango recuerdan al doctor Finochietto, precursor de la Medicina argentina durante el siglo XX

Enrique Finochietto nació el 13 de marzo de 1881. Hijo de Tomás y Ana, dos inmigrantes italianos que, como tantos, habían llegado en procura de una vida mejor. El sobrevivía con changas; ella era una simple ama de casa. Pero tanto Enrique como Ricardo y Miguel Ángel, sus otros hijos, fueron médicos y de los brillantes. En 1897, con 16 años, Enrique Finochietto ya estaba en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Cuatro años más tarde era practicante y en 1904 estaba a cargo del Servicio de Piel y Enfermedades Venéreas del Hospital Rawson. Aquella carrera deslumbrante hizo que, entre 1906 y 1909, lo eligieran para hacer prácticas y aprendizaje en varios países de Europa. Cuando volvió, sus técnicas quirúrgicas ya eran de avanzada. Por eso, en 1914, le dieron el título de profesor en Medicina.


Finochietto operando

Dirigió el Hospital Argentino en París durante la Primera Guerra Mundial que lo llevó a ser condecorado por Francia con la Legión de Honor por tantas vidas que salvó.

Eran los tiempos en que las bombas caían sobre París y hasta el Hospital Argentino Auxiliar, instalado en esa ciudad, no sólo llegaban los heridos del frente sino también los civiles destrozados por aquellos bombardeos. Pero para entonces su tarea ya tenía otros méritos: desde 1901, aquel discípulo de Alejandro Posadas también había ayudado a aliviar el sufrimiento de sus compatriotas en Buenos Aires, trabajando en el Hospital de Clínicas y en el Rawson. Se llamaba Enrique Finochietto, el mismo a quien, alguna vez, calificaron como “el santo del bisturí”.

No solo fue un cirujano talentoso, también fue un gran inventor que aportó nuevas herramientas a la cirugía, entre ellos el separador intercostal que posibilitó mantener abierto el tórax y operar con cierta comodidad; aún se emplea en todo el mundo. Otros son la cánula para suministrar suero por goteo, el Frontolux para salvar las dificultades por la falta de una iluminación en la sala de cirugía, el primero lo hizo adaptando el casco que utilizan los mineros.

Se destacó salvando vidas en la Priomera Guerra Mundial

Un colega que sufrió varias quebraduras se le murió en la sala quirúrgica por no haber conseguido operarlo, ya que no había forma de ubicarlo en la mesa de operaciones. Dos semanas después, Finochietto presentó la mesa quirúrgica móvil, manejada con pedales, que permitiría, de ahí en más, operar en cualquier posición al paciente.

Murió el 17 de febrero de 1948. Parafraseando a “El santo de la espada” que empleó Ricardo Rojas para referirse a San Martín, uno de los biógrafos de Finochietto, Oscar Vacarezza, lo llamó “El santo del bisturí”.

Dicen que su consigna preferida era una síntesis de su forma de ser. “Cura si puedes, alivia siempre y ayuda a bien morir cuando tu ciencia cae impotente ante la muerte”, cuentan que repetía. Y aquel espíritu docente lo cumplió hasta cuando ya estaba en su lecho de muerte: semiparalizado desde 1940, le explicaba a la enfermera que lo atendía cómo poner las inyecciones para que el paciente no sufriera. Ese mismo criterio solía aplicarlo en años anteriores a cada vez que, de madrugada, iba a visitar a los pacientes operados por él y que estaban en el Pabellón 9.

Desde 1977, en Mar del Plata las siete cuadras que tiene la calle 204 lleva el nombre Dr. Enrique Finocchietto gracias a la promulgación de la ordenanza 4246. Todo su recorrido se encuentra en el barrio Las Américas; nace en avenida Juan B Justo, a la altura del Hospital Interzonal. #AntesDeSerCalle

Fuente: Recortes diarios la Nación y Clarin // El Santo del bisturí - Biografía de Finocchietto (Oscar Vacarezza)

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