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Enrique Angelelli: "Con un oído en el Pueblo y el otro en el Evangelio"

Enrique Angelelli nació el 18 de julio de 1923. Ofrendó su vida al servicio de los más necesitados. Su lema "Con un oído puesto en el Evangelio y otro en el pueblo", concitó el odio de las clases privilegiadas que lo acusaron, no podía ser de otra manera, de "comunista". El 4 de agosto de 1976, a principios de la dictadura cívico-eclesiástica-militar, fue asesinado, fraguando un accidente de tránsito.

La calle que recuerda a este obispo de la Iglesia Católica, tiene 10 cuadras distribuidas en distintos tramos de la parte oeste de Mar del Plata. Los primeros 200 metros van desde Beruti a Brandsen; reaparece a partir de 9 de Julio hasta Alberti, donde finaliza su traza. Los barrios que componen son dos: Florentino Ameghino y Santa Rosa de Lima.


Se le impuso su nombre a la arteria 294 por medio de la ordenanza 7038 de 1988. El nombre, según describe el Boletín Oficial de la época es Monseñor Enrique Angelelli

Una historia de servicio


A los 26 años fue ordenado sacerdote y once años más tarde, obispo. Había realizado sus estudios sacerdotales en Roma, especializándose en Derecho Canónico; fundó en Córdoba la Juventud Obrera Católica y fue asesor de la Juventud Universitaria Católica.


En 1968, le fue asignada la diócesis de La Rioja. Allí, desarrolló con notorio entusiasmo su apuesta por los votos sociales del Concilio Vaticano II. Con su estilo llano y de estrecha relación con el empobrecido poblador de aquella provincia, estimuló y apoyó la organización de las empleadas domésticas, de los trabajadores mineros y agrícolas.


Al asumir la conducción del Obispado de La Rioja, el Monseñor Angelelli realizó unas declaraciones que marcaba bien claro cual era su camino pastoral: .“No vengo a ser servido sino a servir. Servir a todos, sin distinción alguna, clases sociales, modos de pensar o de creer; como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres”.


En La Rioja, durante la celebración del Tinkunaco, encuentro de Dios con el pueblo, en quechua

Sus misas dominicales llegaron a ser transmitidas por radio hacia todos los rincones de la provincia. Pero en una Argentina en la que se agudizaban los conflictos sociales, pronto encontró la enemistad del clero integralista y conservador del país, de los dirigentes de las Fuerzas Armadas y de los sectores poderosos de La Rioja.


En una Argentina que vivía un contexto de creciente movilización social y política contra la dictadura que se expresaba en huelgas, manifestaciones y acciones armadas, el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM) postulaba la teoría de la liberación de los oprimidos y profundizaba el conflicto con las autoridades de la Iglesia.


Aunque no integraba este movimiento, Angelelli proponía desde La Rioja un diálogo con estos sectores. 


El golpe

Angelelli en una de sus misas a cielo abierto

Apenas producido el golpe del 24 de marzo de 1976, sus emisiones radiales fueron prohibidas. En varias oportunidades, sus misas debieron ser canceladas por la prepotencia de los grupos de poder local. Los sacerdotes que respondían a Angelelli ya integraban las listas negras de la dictadura y eran blancos del terrorismo de estado.


En julio de 1976, los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville fueron asesinados en la localidad de El Chamical, en La Rioja. El obispo decidió ir al lugar, iniciar por su cuenta las investigaciones y denunciar los motivos de los asesinatos.


Angelelli denunció en cada oportunidad que tuvo las persecuciones, hostigamientos, torturas y asesinatos de la dictadura. Reunió una carpeta de pruebas que daban cuenta de que los curas habían sido sacados de la casa en la misma noche de su muerte por varios hombres armados de civil y con credenciales de la Policía Federal. Al día siguiente los sacerdotes fueron encontrados acribillados a balazos en las afueras del pueblo. Uno de ellos tenía evidentes signos de tortura.


El "accidente"


El 4 de agosto, 17 días después del asesinato de aquellos sacerdotes, falleció Monseñor Enrique Angelelli, Obispo de la Diócesis de La Rioja, supuestamente en un “accidente automovilístico”. Las pruebas o presunciones de que fue atentado, se acumularon de manera abrumadora.

El Obispo acababa de dejar Chamical, donde había celebrado una misa y pronunciado una homilía en la que denunciaba aquellos asesinatos. El Obispo manejaba una camioneta, y el padre Arturo Pinto, que lo acompañaba, recuerda que apenas dejaron Chamical comenzó a seguirlos un automóvil; el Obispo aceleró pero entonces apareció otro coche y a la altura de Punta de los Llanos los encerraron hasta hacer volcar la camioneta.

Al día siguiente de su muerte, el diario El Sol de La Rioja, tituló: “Murió Angelelli en un accidente”. Esta misma opinión fue la que mantuvieron por años la Dictadura y el Episcopado argentino.


El cuerpo del Obispo quedó tirado en el suelo durante seis horas, la camioneta desapareció y la única lesión que presentaba el cadáver de Monseñor Angelelli fue la nuca destrozada tal como si lo hubiesen molido a golpes. La carpeta que llevaba el Obispo jamás pudo ser encontrada.


Pero su acompañante, Arturo Pinto, aseguró ante el Tribunal que abrió la causa en 1983 para investigar la muerte del obispo, que un Peugeot 404 maniobró bruscamente delante de ellos, provocando el vuelco de la camioneta en la que viajaban. Lo último que dijo recordar fue el ruido de una explosión.


El 19 de junio de 1986, el juez Aldo Morales estableció que se trató de “un homicidio fríamente premeditado”. Las “leyes de la impunidad” en los 90 provocaron la caída de la causa. Pero la anulación de aquellas leyes, en 2005, permitió su reapertura.


"No vengo a ser servido sino a servir"


En 2010, Pinto y varios actores más se constituyeron en nuevos querellantes y solicitaron la imputación de catorce militares y policías, encabezados por el ex dictador Jorge Rafael Videla, el entonces comandante del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y el interventor de La Rioja, coronel Osvaldo Héctor Pérez Battaglia. El 4 julio de 2014, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja consideró delitos de lesa humanidad el homicidio del obispo y el intento de asesinato del ex sacerdote Arturo Pinto y condenó por ellos a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella a prisión perpetua y cárcel común #AntesDeSerCalle

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