Ponerle nombre a las calles puede tener un sinnúmero de razones y justificativos. El más concreto es el de orientarnos, darnos a ciencia cierta dónde estamos físicamente. Pero si fuera ese solamente, qué razón llevaría a que no tengan solamente números. Los pares de norte a sur y los impares de este a oeste. Simple, nos orientaríamos mejor.
Desde #AntesDeSerCalle estamos convencidos que imponer esos nombres es darle identidad, sostener en el tiempo un personaje o lo que fuere, más allá de las generaciones.
La curiosidad mató al gato. Este blog nació por curiosidad, por eso hoy salimos a preguntar a los especialistas en busca de respuestas.
Esta vez convocamos a dos historiadores para preguntarles su opinión sobre si es importante o no que las calles tengan nombre. Hablamos con Felipe Pigna (profesor de Historia y escritor) y Silvana Ferreyra (INHUS- CONICET- UNMdP), dos miradas, que como las calles, en algún momento se juntan.
Para Felipe Pigna imponer nombre a las arterias de una ciudad “sirve relativamente, es un homenaje. Pero necesariamente debe estar acompañado de una explicación, una referencia. En París, por ejemplo, las calles tienen en los carteles dos líneas con información. Día y año de nacimiento y muerte, profesión o hecho que permite poner en tiempo y espacio a quien lo lea”.
Para el reconocido Historiador es necesario “algo que oriente, que nos diga de quién se trata; porque ponerle el nombre de una persona sin que la gente sepa a quién se está homenajeando y porqué, no tiene mucho sentido. Lo que no quiere decir que haya que dejar de hacerlo pero hay que hacerlo de otra manera que como habitualmente se hace”, nos interpela.
En esa línea, Pigna refuerza su idea diciendo que “la gran mayoría vive en calles que desconoce quién fue esa persona, o qué ocurrió esa fecha sin referencia”
Recopilar, un trabajo casi de detective
“Hay un libro que estaba perdido, inexistente, un libro apócrifo que escribió Carlos de Alvear en contra de San Martín que lo hizo figurar como una autobiografía del prócer, donde El Libertador se auto inculpaba de crímenes horrorosos y actos de corrupción que nunca había cometido”, cuenta y sigue: “Alvear era un tremendo envidioso de San Martín, un gran competidor político que con ese libro pretendía hundirlo, prácticamente. Ese libro era citado como título, pero nunca aparecía físicamente.”
Esa búsqueda, digna de una serie de Netflix protagonizada por quien supo conducir “Algo Habrán Hecho” en horario central en uno de los canales más importantes del país, dio resultado: “Estaba nada más y nada menos que en el Archivo Mitre, no fue muy difícil encontrarlo ahí, fui siguiendo pistas y lo localicé; como pasa con las pistas de los crímenes, muchas veces están más cerca de lo que uno cree.”
“Ese libro -cuenta Pigna- no se quería publicar; Alvear es un personaje muy ligado a cierto sector social argentino y si se publicaba era una forma de certificar que ese tipo era un canalla. Bueno, ese canalla tiene la avenida más elegante de Buenos Aires. Y muchas calles de muchas ciudades y pueblos del país.”
“Muchas de las calles de nuestro país tienen cierto grado canallesco y locura. Para seguir con la ciudad de Buenos Aires, la avenida Cabildo que homenajea la Revolución de Mayo está atravesada por todos los Virreyes previos a la Revolución; Revolución que se hizo contra los Virreyes y es un poco loco ¿No? Un poco esquizofrénico…”.
“La avenida más larga de Sudamérica homenajea al responsable de nuestra deuda externa, Bernardino Rivadavia. Uno de los enemigos más grandes de San Martín, el que lo manda al exilio. Y la segunda avenida de Buenos Aires, Ramón Falcón, es un policía asesino de obreros”, repasa.
Ese intento de borrar la historia
Para Silvana Ferreyra (INHUS- CONICET- UNMdP) “los nombres de las calles plasman las orientaciones ideológicas de los gobiernos de turno, pero también son producto de las batallas que se libran por la memoria colectiva. Recuperar (y librar) esas batallas es recuperar el carácter político de la memoria.”
“Lo contrario, intentar borrar el pasado de los espacios que recorremos, implica un peligro tan certero para la pluralidad como el de la homogeneización de las nomenclaturas”, resaltó la investigadora integrante del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales UNMdP.
En esa línea, recordó: “En 1955, un decreto del gobierno militar que derrocó al peronismo prohibió nombrar todo aquello asociado a Perón. Una de las expresiones más claras de este fallido intento de ‘borramiento’ de una identidad política fue el cambio en el nombre de las calles. Si bien con el paso del tiempo este tipo de medidas de censura fueron ampliamente repudiadas, nuestra legislación guarda algunas reminiscencias de lo ocurrido”.
En Mar del Plata, como en muchas ciudades, hay centenares de carteles que no respetan ese homenaje; porque no se aclara a qué acontece o por estar mal escrito o con falta de información. Esta vez nos interpelamos ¿Es necesario saber quiénes fueron #AntesDeSerCalle?
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