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Justo Santa María de Oro: el Fray Sanjuanino

Fray Justo Santa María de Oro y Albarracín fue un religioso argentino, fue colaborador de San Martín y asistente al congreso de Tucumán de 1816 un gran defensor del republicanismo.


Nació en San Juan el 30 de julio de 1772, era hijo de Juan Miguel de Oro Bustamante y Cossio y Elena Albarracín Ladrón de Guevara.

La calle que lo honra nace al 2900 (Av. De los Trabajadores al 4000) en el barrio Punta Mogotes, a partir de avenida Mario Bravo hacia el sur ingresa en el barrio Faro Norte hasta la calle Castilla y León. Desde ahí hasta su finalización (al 5200) al cruzarse con la calle nuestra señora de Schoenstatt en el barrio Alfar.


Luego de recibir las primeras enseñanzas en su hogar, ingresó a los 17 años ingresó en el Convento de Santo Domingo dispuesto a abrazar la carrera eclesiástica.


Profesó en el Convento de la Recoleta (Santiago de Chile) y luego pasó a dictar cátedra de Teología en la Universidad de San Felipe. En 1809 viajó a Europa con el objeto de interesar a las autoridades en la construcción de una escuela para estudios eclesiásticos, gestión que alcanzó un éxito total.


En 1814 viajó a Mendoza, donde conoció al general San Martín y utilizo sus contactos con sus hermanos de Orden en Chile sirvieron para que el General San Martín pudiera enviar correo secreto a través de ellos.


También colaboró con él, desde San Juan, en la formación del Ejército de los Andes. Dos años después fue elegido junto con Laprida para representar a su provincia ante el Congreso de Tucumán. Durante las sesiones luchó denodada¬mente por la declaración de la Independencia y por imponer su fe republicana. En 1817 abandonó las sesiones y volvió a San Juan; poco tiempo después fue elegido provincial de su orden, en tanto seguía ocupándose activamente de la política.


Desterrado por ese motivo se trasladó a Chile donde permaneció varios arios hasta que en 1825 volvió a ser desterrado, esta vez a la isla de Juan Fernández, por la misma causa. De allí volvió a San Juan; en 1828 fue designado por el Papa León XII vicario apostólico de Cuyo y dos arios después fue consagrado obispo de Taumaco.


Dedicó entonces todos sus esfuerzos a la creación del Obispado de Cuyo, del que fue su primer obispo.

Ya no volvió a intervenir en política, sino que se dedicó a sus tareas pastorales, preocupándose especialmente por la formación del clero y la educación de la mujer.


Falleció en San Juan el 19 de octubre de 1836. #AntesDeSerCalle

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