Nació un 10 de noviembre de 1799, como lo certifica su acta bautismal, hijo de don Nicolás Antonio de Acha y Martínez Tirado y de doña María Vicenta Salomón y Ramírez. Fue bautizado dos años más tarde, el 11 de noviembre de 1801; cuestión que ha generado confusión en libros y distintas fuentes de difusión sobre su fecha de nacimiento.
Participó activamente en las guerras civiles argentinas; en las Batalla de la Tablada y Oncativo. Derrotó en Manantiales, nada menos que al temible “Tigre de los Llanos” el Brigadier General Juan Facundo Quiroga, conocido por su coraje.
La revolución de Lavalle y la Liga del Interior
Era sargento mayor en 1828, cuando el gobernador Manuel Dorrego se refugió en el fuerte de Salto, después de la derrota de Navarro. Mariano Acha y su jefe, el coronel Bernardino Escribano, tomaron presos a su superior, el coronel Ángel Pacheco y también a Dorrego, a quien envió al campamento de Juan Lavalle. Aunque no tuvo participación en su fusilamiento, seguramente sabía de antemano cuál era el destino. Lavalle lo ascendió a coronel de caballería por este cuestionable "mérito".
Tras la derrota unitaria en Buenos Aires, se dirigió a Córdoba para unirse a las fuerzas de José María Paz, comandante militar de la Liga del Interior. Participó en las batallas de La Tablada y Oncativo.
Tras la captura del general Paz, se retiró con Lamadrid hacia el norte, donde después de derrotar a los hermanos Reynafé, combatió en las derrotas de Capayán y La Ciudadela. Aunque derrotó a las avanzadas de Juan Facundo Quiroga en Manantiales, finalmente emigró a Bolivia.
La Coalición del Norte
Había regresado y se hallaba en Tucumán, en 1840, al formarse la Coalición del Norte contra Juan Manuel de Rosas, a la que se adhirió, incorporándose a las fuerzas del gobernador salteño Manuel Solá. Este le confió la organización y adiestramiento de los contingentes que se formaban en su provincia, donde no había oficiales capaces, al menos en el bando unitario. Atacó al caudillo Juan Felipe Ibarra en Santiago del Estero, pero este lo venció con su táctica favorita de "tierra arrasada".
Tras unirse a las fuerzas de Lavalle y Lamadrid, estos lo mandaron a invadir por segunda vez Santiago del Estero. Pero le fue peor aún, porque desertó la mayor parte de sus fuerzas. Con lo que le quedaba pasó a La Rioja, donde fue derrotado en Machigasta (1841) por José Félix Aldao. Catamarca y La Rioja cayeron en manos de los caudillos federales, y Acha huyó a Tucumán.
La batalla de Angaco y la ejecución de Acha
Allí se unió al ejército del general Lamadrid en la marcha hacia Cuyo, como jefe de su vanguardia. Derrotó a las fuerzas de Nazario Benavidez primero y a las de José Félix Aldao después en la batalla de Angaco — a las puertas de la ciudad de San Juan — el 16 de agosto de 1841, en la batalla más sangrienta de las guerras civiles argentinas: murió aproximadamente la mitad de los hombres de cada bando. Su acción mereció todos los elogios — como los del general Paz en sus memorias — ya que había vencido con menos de la mitad de las fuerzas enemigas.
Pero enseguida malogró el éxito, olvidándose de las fuerzas que aún tenía el gobernador Benavidez, que lo atacó poco después en la llamada batalla de La Chacarilla. Tras tres días de resistencia, en que murieron varios de sus oficiales — entre ellos José Francisco Álvarez y Lorenzo Álvarez — debió rendirse, bajo promesa de respetar su vida.
Benavídez lo entregó a Aldao, que lo hizo fusilar por la espalda, el 16 de septiembre de 1841. Su cabeza fue cortada y expuesta en una pica, en las inmediaciones de la Posta de la Cabra, actualmente Jarilla, en la provincia de San Luis.
La calle que le hace honor al traidor que entregó a Dorrego se la encuentra en los barrios Puerto y Colinas de Peralta Ramos. Su altura va del 0 (Juan B. Justo) hasta el 3200 (Av. Mario Bravo) #AntesDeSerCalle
Comments