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Un paseo con nombre de poeta vasco: Jesús De Galíndez

Las corrientes migratorias que componen la sociedad marplatense explica de alguna manera el por qué de algunos nombres de calles. En ciertos casos se le ha dedicado espacios privilegiados a personajes que poco (o nada) tienen que ver con la historia de Mar del Plata.

Uno podría ser el sector del paseo costero que lleva el nombre de un poeta vasco que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial la internación en un campo de concentración de Francia y que escapó para asilarse en la República Dominicana: Jesús de Galíndez

Algunos autores locales han manifestado que esta denominación fue como respuesta de darle el nombre de un personaje histórico que lucho contra las dictaduras al pasaje sobre la playa de los ingleses después del conflicto de las Malvinas. Pero resulta inverosímil, ya que la ordenanza por la cual se le impuso ese nombre data de 1961 durante la intendencia de Teodoro Bronzini, mientras que –como todos saben- el conflicto en las Islas del Atlántico Sur se registró en 1982.

Pero más allá de las justificaciones que llevaron a ponerle el nombre, el objetivo de este humilde blog es saber quiénes fueron y a eso nos dirigimos. Jesús de Galíndez es célebre en la República Dominicana, porque fue víctima de un rapto en New York y un posterior asesinato en Santo Domingo, a instancia del dictador Trujillo, en el año 1956. Desde los 17 años estuvo vinculado al Partido Nacionalista Vasco (PNV). Nació el 12 de octubre de 1915, Amurrio (Álava)

En 1936 se graduó de Licenciado en Derecho en la Universidad Central de Madrid ( Complutense). Ya en ese momento era autor de varios libros sobre política, derecho y psicología. En 1939, cuando los republicanos fueron derrotados en la Guerra Civil española, Galíndez obtuvo exilio en Francia. En noviembre de ese año se trasladó a República Dominicana, con ayuda de la legación diplomática de su país. Fue catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y asesor legal del Departamento de Trabajo. Profesor en la Escuela de Diplomacia, donde impartió clases a Ramfis Trujillo.


Ganó un premio literario con su obra Bahoruco, durante la celebración del centenario de la independencia de RD en 1944. En 1946 se mudó a New York, después que asesinaran al líder sindical Mauricio Báez, quien promovió una huelga de la industria azucarera. Galíndez había participado en los intentos de negociación de ese conflicto.

Ya en Estados Unidos, colaboró con su partido PNV, el cual consiguió que las Naciones Unidas condenaran al régimen de franquista. Allí escribió varias obras y fue catedrático de Derecho Público en la Universidad de Columbia.

Galíndez fue colaborador de la CIA y el FBI, a instancia del Gobierno Vasco en el Exilio. Rendía informes sobre el falangismo y los nazis. Estas vinculaciones se afectaron seriamente cuando en 1953 los Estados Unidos se reconcilió con el Franquismo y se enfocó contra el comunismo.

El primer libro de Galíndez que escandalizó al régimen de Trujillo fue “Iberoamérica, Su evolución política, socio-económica, cultural e internacional” (Nueva York, 1954) . Además del ejercicio de la docencia, obtiene un doctorado en Filosofía en Columbia. Su tesis se titula precisamente La Era de Trujillo: un estudio casuístico de dictadura ( 1956)

En ese documento no sólo denunció las particularidades del régimen de Trujillo, sino que trató un tema extremadamente sensible a la personalidad de Trujillo. Allí afirma que Ramfis no era hijo biológico del dictador.

Trujillo, con cierto apoyo de los servicios secretos norteamericanos, ordenó el secuestro de Galíndez y su posterior traslado a Santo Domingo, el lunes, 12 de marzo de 1956. Según Stuart Mckeever, un abogado norteamericano quien lleva más de 25 años de investigación sobre el caso, Trujillo gastó más de un millón de dólares en esta conspiración, la cual dirigió Joseph Frank, un ex agente tanto del FBI como de la CIA.

Trujillo tenía excelentes relaciones con los radicales anticomunistas Richard Nixon ( Vicepresidente de Eisenhower) y el célebre senador Joseph McCarthy. En ese contexto el caso quedó impune y varios de los que directamente participaron en la trama luego fueron asesinados. Tales son los casos de Gerald Lester Murphy, el piloto norteamericano quien trasladó a Galíndez y el copiloto dominicano Octavio de la Maza.


A pesar de todo, el caso Galíndez deterioró severamente la imagen del régimen trujillista, tanto en la opinión pública como ante el gobierno norteamericano. En el plano interno, Antonio de la Maza fue quien dio el tiro de gracia a Trujillo durante su ajusticiamiento el 30 de mayo de 1961. #AntesDeSerCalle


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