Nació en Buenos Aires el 9 de febrero de 1774, descendiente de una notable familia en la carrera militar, ingresó como cadete en 1785 en el Regimiento de Infantería de Buenos Aires.
Prestó servicios como comandante de la Guardia de la Frontera en la campaña contra los portugueses en la Banda oriental hasta 1803.
Son 31 cuadras las que llevan su nombre; once en el barrio Lomas de Stella maris, cuatro en Los Troncos, seis en Playa Grande y en el barrio San Carlos las últimas nueve y una fracción.
Las invasiones inglesas
Durante las primeras invasiones inglesas de 1806 era teniente del Regimiento de infantería de Buenos Aires. Cuando la capital fue tomada el 27 de junio, D. Pascual Ruiz Huidobro destinó parte de la guarnición para su reconquista y puso al frente de la tropa al Gral. Liniers, quien eligió para primer ayudante al teniente Viamonte, que se distinguió sobre todo en la toma del Parque del Retiro el día 1º de agosto.
El virrey marqués de Sobremonte le entregó en noviembre de ese mismo año una medalla onmemorativa.
Durante la segunda invasión llevada a cabo por las tropas inglesas al año siguiente, se le confirió el mando de un tren de artillería volante, con el que operó el día 19 de enero en El Buceo, y aunque la guarnición fue abandonada por las tropas, sostuvo el fuego durante mucho tiempo y la guarnición fue salvada gracias a su valor y pericia; luego de esto pasó a la capital, en donde a instancias del comandante y de los oficiales del Cuerpo de Patricios se le confirió la sargentía mayor del regimiento, que estaba vacante por renuncia de su propietario D. Manuel Belgrano (16-mar-1807).
Desde entonces puso todo su empeño en la organización y disciplina de los Patricios, siendo compensados sus afanes por la gloria que les cupo en las jornadas de los días 2, 3 y 4 de julio.
Los ingleses resolvieron atacar Buenos Aires y el 28 de junio desembarcaron en la Ensenada, desde donde emprendieron la marcha hacia la capital. Pese a que Liniers salió a su encuentro, no quedó más recurso que entrar en la ciudad y organizar su defensa.
Los Patricios fueron distribuidos en los puntos de mayor riesgo y todos, sin excepción, se cubrieron de gloria, particularmente en su propio cuartel que era el Colegio de San Carlos, en donde 200 hombres al mando del mayor Viamonte consiguieron derrotar una columna que se dirigía por la calle del Correo (hoy Perú) a la gran Plaza, siendo trofeo de la acción un cañón arrebatado al enemigo.
El mismo día a las 11 de la mañana, rendía Viamonte una fuerza que al mando del Tte. Coronel Cadogan se había apoderado de la casa de la Virreyna (Vda. de Pino).
El 3 de abril de 1808 fue nombrado capitán graduado de infantería, sirviendo siempre como sargento mayor de la Legión Patricia, cargo que desempeñó hasta el 5 de enero de 1809, en que a consecuencia del movimiento del 1º de enero de ese año -causado por los criollos y los españoles que divididos se disputaban la supremacía, y que dio como resultado el triunfo de los primeros- obtuvo el grado de Tte. Coronel de Infantería de Ejército.
Cuando se le ofreció la jefatura de la revolución que tendría lugar el 25 de mayo de 1810, Viamonte declinó esta en Saavedra por lealtad a su jefe, aunque tomó importante partido en la revolución, decidiéndose ésta la noche del 24 en su casa.
El 22 de mayo de 1810 el Cabildo convocó "la más principal y más sana parte del vecindario" para expresar la voluntad del pueblo y acordar las medidas más oportunas para asegurar la suerte del país. El voto de Viamonte en esta ocasión fue "que debía cesar el virrey y reasumir la autoridad el Cabildo como representante del pueblo".
El 25 de mayo se alcanzó por fin el soñado ideal y se constituyó una junta de siete miembros, con la condición de que en el término de quince días prepararían una expedición para las provincias del interior.
Fue promovido a Coronel el 3 de noviembre de 1810, y al mando del regimiento nº 6 del Perú fue designado, el día 15 de ese mismo mes, segundo jefe del Ejército del Norte.
Tras el desastre de Huaqui, fue llamado a Buenos Aires para rendir cuentas de su derrota; después de un proceso célebre que se prolongó durante dos años, se dictaminó la inocencia de Viamonte.
El 31 de diciembre de 1813 fue nombrado Mayor General del Ejército de Buenos Aires.
En 1814 se lo designó Gobernador Intendente de Entre Ríos. Tras su destacada actitud en esta provincia, se determinó el Cabildo a promoverlo al grado de Coronel Mayor, y a obsequiarle un sable en cuya hoja se inscribieron las causas que dieron mérito a esa resolución (24 de abril de 1815) y cuya manufactura fue encargada en Londres.
Marchó luego a Santa Fe como General en Jefe de las tropas de observación. las fuerzas de Artigas invadieron la provincia y apresaron a Viamonte, que permaneció más de un año prisionero de las tropas orientales de Artigas en el campamento de la Purificación.
Recuperada su libertad, integró en Buenos Aires la Junta de Notables reunida por Pueyrredón en 1818, opinando que el Gral. San Martín debía venir a Buenos Aires para auxiliar al Directorio.
El 19 de mayo de 1818 fue nombrado diputado al Congreso de Buenos Aires, pero debió interrumpir esta tarea ya que se le encomendó el mando de la segunda expedición sobre la provincia de Santa Fe.
Ya en Santa Fe, y después de su destacada actuación en esta provincia, logró firmar el armisticio de Santo Tomé el 7 de abril de 1819, que al ser ratificado por el tratado de San Lorenzo, constituyó el primer pacto interprovincial argentino.
De regreso a Buenos Aires, se reintegró a sus tareas legislativas en un momento en que se trataba el proyecto de Constitución. Viamonte suscribió el texto unitario. El 3 de agosto de ese año fue elegido Presidente del Congreso, pero fracasada la Constitución la asamblea quedó disuelta.
Fue en 1820, cuando el país se vio sorprendido por la anarquía, cuando Viamonte emigró a Montevideo.
A fines de 1820, a su vuelta de Montevideo, volvió a asumir la jefatura de las tropas de la Legión Patricia.
El 14 de mayo de 1821, fue designado Gobernador y Capitán General sustituto, desempeñando este cargo hasta el 6 de junio de ese mismo año, en que regresó el titular.
En 1822 pidió su retiro militar, ya que se hallaba enfermo de tuberculosis, enfermedad que había contraído en la campaña del Alto Perú. En esa época se dedicó a las tareas rurales, adquiriendo una estancia en San Vicente, que pobló con 2000 cabezas de ganado.
Hombre de profundas convicciones jurídicas -como lo demostró en las memorables defensas de los coroneles Benito Rolón y Celestino Vidal, tras la revolución de Tagle de 1823- el 29 de abril de 1824 fue elegido, por tercera vez, diputado por la Ciudad de Buenos Aires. Ese mismo año, por pedido propio, se le concedió el relevo del mando de los Regimientos Patricios.
El 23 de diciembre de 1826 se lo designó para integrar un consejo constituido por el presidente Rivadavia, y que tenía por fin activar las operaciones de la guerra contra el Brasil.
Cuando cayó la presidencia de Rivadavia, Viamonte fue elegido nuevamente representante de la provincia el 22 de julio de 1827, durante la administración de Dorrego. Desde su banca de diputado, propició el reconocimiento de la independencia boliviana. Fue, además, Consejero de estado en el precario gobierno de Lavalle.
Dando un salto en el tiempo, podremos decir que la Convención de Barracas, entre otras muchas cosas, estipulaba la entrega del gobierno a Viamonte; este tratado fue firmado el 24 de agosto de 1829, por lo que la entrega del gobierno se produjo cerca de esa fecha.
La misión del Gobernador Viamonte fue, sin duda, una misión de paz, aunque ésta fuera trabada por Rosas. Debido a las trabas que el tirano impuso a Viamonte, renunció a su alto puesto el 6 de diciembre de 1829.
Durante este período gubernativo de Viamonte, se dirigió a S.S. San Pío VII para pedirle que designara un obispo para la diócesis de Buenos Aires, ya que estaba vacante desde hacía diecisiete años. Fue la primera vez que un gobierno argentino se dirigía al papado de forma oficial.
Nuevamente fue elegido diputado por la provincia el 28 de abril de 1830 y el 9 de mayo de 1831, pero renunció a su representación el 14 de mayo de 1832.
En los comicios del 16 de junio de 1833, Viamonte obtuvo la mayoría de los sufragios, pero la actitud del gobierno de Balcarce despojó del escaño que le correspondía al general y a otros elegidos.
Fue nombrado, nuevamente, gobernador de Buenos Aires, en reemplazo de Balcarce, que había sido derrocado por el movimiento del 11 de octubre, el 14 de noviembre de 1833.
La obra de este segundo gobierno se vio trabada intensamente por el tirano Rosas y sus secuaces, debido a esto, Viamonte se vio obligado a dimitir el 1º de octubre de 1834.
3
Su administración ha sido apreciada y aplaudida por los historiadores.
En 1840, pensando que su vida estaba en peligro, emigró a Montevideo. Poco después, su hijo Avelino fue cobardemente asesinado y pasado a cuchillo por orden del tirano Rosas. Este suceso, agregado a la muerte de su hijo Juan José, muerto de tuberculosis en el Brasil, le apenaron tanto que murió el 31 de marzo de 1843.
Sus restos fueron repatriados el 28 de abril de 1881 por la cañonera argentina "Paraná", permaneciendo ese día todas las banderas de los edificios públicas del país y de los buques de guerra a media asta.
Fue enterrado en el cementerio de la Recoleta, en la bóveda de la familia Sánchez Viamonte, al lado de su colega militar y consuegro, el coronel Modesto A. Sánchez.
Junto a su tumba se puso una placa de bronce conmemorativa, cuyo texto reproducimos:
"El general Juan José Viamonte defensor de Buenos Aires contra la conquista extranjera en 1807; uno de los iniciadores de la revolución de 1810; y campeón de la libertad de Sud América.
Llamado para salvar el Estado a regirlo dos veces; ejerció, la autoridad suprema con la virtud de que dió ejemplo amable a su familia y a sus conciudadanos.
Muerto en el ostracismo, sus cenizas han sido restituidas al suelo natal con sumo honor.
La sociedad conmemoradora de la independencia, al padre de la patria consagra en su sepulcro este perpetuo testimonio. 1881."
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