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A 60 años de la Organización para la Liberación de Palestina

Tras el inicio del conflicto árabe-israelí, los palestinos quedaron dispersos como refugiados. En 1964 la Liga Árabe acordó fundar entonces la Organización para la Liberación de Palestina, que unificó la lucha armada contra Israel y sentó las bases para un nuevo Estado.

Consolidada la inmigración masiva de judíos al Mandato británico de Palestina, el proyecto del sionismo culminó al proclamar el Estado de Israel en 1948. Los países árabes vecinos lo rechazaron y le declararon la guerra, pero la superioridad militar israelí le permitió expandirse más allá del plan de partición de Palestina de la ONU en 1947. Pero mientras Israel se consolidaba tras firmar la paz, la guerra había producido la Nakba, un gran éxodo de palestinos, y el Estado árabe no se creó.


Israel les negaba el derecho a retornar a unos refugiados que quedaron dispersos entre Líbano, Kuwait, Siria, la Franja de Gaza, entonces controlada por Egipto, y Cisjordania, ocupada por Jordania. Aunque mantenían una identidad nacional palestina, no tenían instituciones políticas independientes. En enero de 1964, la Liga Árabe, fundada en 1945 por siete Estados de la región, acordó crear el Consejo Nacional Palestino. En su primera conferencia, entre el 27 y 28 de mayo, proclamó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que unía a distintos grupos activistas para representar al pueblo palestino.


Organizarse para liberar Palestina


Tras la derrota en la guerra de 1948, el Alto Comité Árabe del Mandato británico de Palestina había quedado deslegitimado y fue ignorado por los países árabes, que desalentaron las organizaciones palestinas ajenas a ellos. Incluso Jordania reprimió las aspiraciones palestinas. Pero en Egipto, al calor del nacionalismo árabe, creció el activismo palestino, que defendía la unidad árabe para recuperar su patria.


En los años cincuenta, tras la guerra del Sinaí entre Egipto y Francia, el Reino Unido e Israel, surgieron grupos militares centrados en liberar Palestina, como Fatá, que giraron hacia la autosuficiencia. El panarabismo luego inició su declive cuando Egipto y Siria rompieron en 1961 la República Árabe Unida, y con la independencia argelina de Francia en 1962 sin contar con otros Estados árabes.


La Liga Árabe, que aún no decidía cómo organizar al pueblo palestino, convocó en 1964 su primera Cumbre para afrontar el peligro sionista. Entonces convocó un Consejo Nacional Palestino, que liderado por Ahmed Shukeiri creó la OLP. Aunque desarrolló una fuerte diplomacia, los sectores radicales criticaron la Organización por vincularse a los líderes árabes y no haberse convertido en una fuerza revolucionaria.


Los grupos guerrilleros temían que la OLP fuera utilizada para contener al movimiento palestino, así que organizaron la oposición. Tras la derrota árabe en la guerra de los Seis Días en 1967, que llevó a Israel a ocupar toda Palestina, Shukeiri fue forzado a dimitir. Ante ese expansionismo, los Estados árabes aceptaron la lucha de las guerrillas palestinas.


La OLP, de la lucha armada a los procesos de paz


El nuevo líder de la OLP, Yahya Hammuda, unificó las organizaciones activistas y militares. Los guerrilleros fedayines ganaron presencia hasta que el liderazgo palestino pasó en 1969 a Yasir Arafat, fundador de Fatá, la organización principal. Para ese momento, la OLP ya contaba con instituciones propias, y la ONU la admitió como observadora en 1974.


Por entonces, la Organización coordinaba ataques a Israel desde los Estados vecinos que tensaron las relaciones. En 1971, el rey de Jordania, incapaz de controlarlos, decidió atacar sus bases y los campos de refugiados. Desplazados a Líbano, su actividad contribuyó a que iniciara la guerra civil en 1975. Y cuando Israel invadió el país en 1982, forzó a la OLP a un nuevo exilio en Túnez.


Lejos de Israel, la Organización cambió de estrategia en los años ochenta. Fomentó la rebelión en los territorios ocupados hasta iniciar en 1987 la primera intifada, cuando los palestinos se levantaron con palos y piedras, y nació el grupo nacionalista y yihadista Hamás. Al año siguiente, Arafat proclamó la independencia de Palestina, renunció al terrorismo y reconoció el derecho de existencia de Israel. Con la caída de la Unión Soviética, fuente de armas de los países árabes, la OLP decidió negociar la paz.


Los Acuerdos de Oslo de 1993 establecieron la Autoridad Nacional Palestina, dirigida por la OLP, para gobernar Gaza y Cisjordania. Pero las nuevas ocupaciones y la represión de Israel han desprestigiado a la Organización como representante del pueblo palestino. En la segunda intifada del 2000, el integrismo islamista de Hamás asumió el protagonismo, lo que incrementó la violencia de la resistencia.


En la sesión del Concejo Deliberante del 13 de octubre de 1994 se aprobó la ordenanza 9621 por medio de la cual se le imponía el nombre de PALESTINA a la traza de la calle que se extiende desde el vértice de las vías del Ferrocarril General Roca y Victorio Tetamanti hasta la Avenida Centenario (hoy Presidente Juan Domingo Perón), con altura del 9200 al 9800. Forma parte de dos barrios: Parque Palermo y Las Heras.


El papel donde se plasmaba la medida legislativa también indicaba que el Departamento Ejecutivo colocaría la correspondiente señalización. A 26 años de ese día, difícil encontrarlo en la realidad.


La historiografía del territorio llamado Palestina está marcada en gran medida por dos factores relacionados que son las tradiciones religiosas y las disputas territoriales. Uno de los antecedentes más remotos de asentamientos humanos en la región del levante mediterráneo corresponden a la Cultura Natufiense que tuvo presencia entre el 12,500–9,500 a.C., extendiéndose por los actuales territorios de Siria, Jordania, Líbano, Israel y Palestina.


Los cananeos por su parte, serían los primeros habitantes históricos de la región, conocida entonces como Canaán (un término que aparece en documentos egipcios del Antiguo Imperio)​. Durante el III milenio antes de Cristo. los cananeos establecieron ciudades-estado, entre ellas Jericó, Megido y Hazor. Desarrollaron un alfabeto a partir del cual se derivaron otros sistemas de escritura; por otro lado, su religión tuvo una importante influencia en las creencias y prácticas del judaísmo, y, más tarde, en el cristianismo y el islamismo.​ En el siglo XIII o XII antes de Cristo aparecieron en el territorio los filisteos, un pueblo ligado a las migraciones de los pueblos del mar​, quienes se instalaron en la costa, la actual franja de Gaza, formando una federación de cinco ciudades.


Años de promesas rotas: La historia no contada del plan de partición (recorte periodístico de Ramzy Baroud)


En una charla de hace unos años y ante el grupo de expertos de Chatham House en Londres, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu abordó el tema de un Estado palestino desde una perspectiva intelectual.


Antes de que pensemos en establecer un Estado palestino, reflexionó, "es hora de que reevaluemos si el modelo moderno que tenemos de soberanía y una soberanía sin restricciones es aplicable en cualquier parte del mundo".

No es la primera vez que Netanyahu desacredita la idea de un Estado palestino. A pesar de las claras intenciones israelíes de poner en peligro cualquier oportunidad para la creación de dicho Estado, la administración estadounidense de Donald Trump está, según los informes, finalizando los planes para un "acuerdo de paz definitivo". El New York Times sugiere que "el diseño del plan tendrá que construirse en torno a la llamada solución de dos estados".

Pero ¿para qué desperdiciar esfuerzos, si en todas las partes, los estadounidenses incluidos, saben que Israel no tiene intención de permitir un Estado palestino y que EE.UU. no cuenta con el capital político o el deseo de hacerlo cumplir?

La respuesta puede no estar en el presente, sino en el pasado.

Un Estado árabe palestino se propuso inicialmente por parte de los británicos como una táctica política para proporcionar una cobertura legal al establecimiento de un Estado judío. Se sigue utilizando como una táctica política, aunque nunca con el objetivo de encontrar una "solución justa" para el conflicto, como suele propagarse.


Cuando el secretario de Asuntos Exteriores británico Arthur James Balfour hizo su promesa al movimiento sionista en noviembre de 1917 de otorgarle un Estado judío en Palestina, la idea antes distante e inverosímil comenzó a tomar forma. Habría sido posible sin esfuerzo si los palestinos no se hubieran rebelado.


La rebelión palestina de 1936-1939 mostró un grado impresionante de conciencia política colectiva y capacidad de movilización, a pesar de la violencia británica.


El Gobierno británico luego envió a la Comisión Peel a Palestina para examinar las raíces de la violencia, con la esperanza de sofocar la revuelta.


En julio de 1937 la comisión publicó su informe, que de inmediato encendió la furia de la población nativa, que ya conocía la colusión entre británicos y sionistas.


La Comisión Peel concluyó que "las causas subyacentes de los disturbios" eran el deseo de los palestinos de la independencia y su "odio y miedo al establecimiento del hogar nacional judío". Con base en ese punto de vista, recomendó la partición de Palestina en un Estado judío y un Estado palestino, este último para incorporarlo a Transjordania, que estaba bajo el control de los británicos.


Palestina, como otros países árabes, estaba supuestamente preparándose para la independencia bajo los términos del Mandato Británico, según lo concedido por la Liga de las Naciones en 1922. Más aún, la Comisión Peel recomendaba la independencia parcial de Palestina, a diferencia de la soberanía total otorgada al Estado judío. Más alarmante fue la naturaleza arbitraria de esa división. La propiedad total de la tierra judía en el territorio no excedía el 5,6 por ciento del total del país. El Estado judío debía incluir las regiones más estratégicas y fértiles de Palestina, como la fértil Galilea y gran parte del acceso al agua del Mediterráneo.


Miles de palestinos fueron asesinados en la rebelión mientras seguían rechazando la partición perjudicial y la estratagema británica destinada a honrar la Declaración Balfour y hacer que los palestinos fueran apátridas.


Para fortalecer su posición, la dirección sionista cambió el rumbo. En mayo de 1942, David Ben-Gurion, entonces representante de la Agencia Judía, asistió a una conferencia en Nueva York que reunió a los principales sionistas estadounidenses. En su discurso exigió que toda Palestina se convirtiera en una "mancomunidad judía".


Un nuevo y poderoso aliado, el presidente Harry Truman, comenzó a llenar el vacío que quedaba abierto, ya que los británicos estaban ansiosos por terminar su mandato en Palestina. En Before Their Diaspora, Walid Khalidi escribe:


"(El presidente de EE.UU. Harry Truman) dio un paso más en su apoyo al sionismo respaldando un plan de la Agencia Judía para la partición de Palestina en un Estado judío y un Estado palestino. El plan preveía la incorporación al Estado judío de aproximadamente el 60 por ciento de Palestina en un momento en que la propiedad de la tierra judía en el país no superaba el 7 por ciento”.


El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General del estado de 33 miembros de la ONU, bajo la intensa presión de la Administración estadounidense de Truman, votó a favor de la Resolución 181 (II) llamando a la partición de Palestina en tres entidades: un Estado judío, un Estado palestino y un régimen internacional para gobernar Jerusalén.

Si la propuesta de partición británica de 1937 fue lo suficientemente mala, la resolución de la ONU fue motivo de total consternación, ya que asignó 5.500 millas cuadradas al propuesto Estado judío y solo 4.500 millas cuadradas a los palestinos, que poseían el 94,2 de la tierra y representaban más de dos tercios de la población.


La limpieza étnica de Palestina comenzó en serio después de la adopción del Plan de Partición. En diciembre de 1947 los ataques sionistas organizados en áreas palestinas resultaron en el éxodo de 75.000 personas. De hecho la Nakba (catástrofe) palestina no comenzó en 1948, sino en 1947.


Ese éxodo de los palestinos fue diseñado a través del Plan Dalet, que se implementó por etapas y se modificó para acomodar las necesidades políticas. La etapa final de ese plan, lanzada en abril de 1948, incluyó seis operaciones principales. Dos de ellas, la Operación Nachshon y Harel, tenían como objetivo destruir las aldeas palestinas en la frontera de Jaffa-Jerusalén y sus alrededores. Al cortar las dos principales masas centrales que componían el Estado árabe palestino propuesto, los líderes sionistas querían romper cualquier posibilidad de cohesión geográfica palestina. Este sigue siendo el objetivo hasta nuestros días.


El logro israelí después de la guerra apenas fue guiado por el Plan de Partición. Los inconexos territorios palestinos de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este conformaron el 22 por ciento del tamaño histórico de Palestina.


El resto es historia dolorosa. La zanahoria del Estado palestino se cuelga de vez en cuando por las mismas fuerzas que dividieron Palestina hace 70 años, pero que trabajaron diligentemente con Israel para asegurar la desaparición de las aspiraciones políticas del pueblo palestino.


Eventualmente el discurso de partición se convirtió en el de "solución de dos estados", defendida en las últimas décadas por varias administraciones estadounidenses que mostraron poca sinceridad de hacer realidad tal Estado.


Y ahora, 70 años después de la partición de Palestina, solo hay un Estado, aunque se rige por dos leyes diferentes, una que privilegia a los judíos y otra que discrimina a los palestinos.

"Un solo Estado ya existe desde hace mucho tiempo", escribió el columnista israelí Gideon Levy en una reciente columna de Haaretz. "Ha llegado el momento de iniciar una batalla sobre la naturaleza de su régimen".


Para muchos palestinos ya es un hecho #AntesDeSerCalle



Fuente: 70 Years of Broken Promises: The Untold Story of the Partition Plan // Palestine Chronicle / Rebelión - Ramzy Baroud (periodista, autor y editor de Palestine Chronicle. Nota realizada amtes que saliera su libro The Last Earth: A Palestinian Story (Pluto Press, London). Baroud tiene un postgrado en estudios de Palestina de la Universidad de Exeter y es becario no residente en el Centro de Estudios Globales e Internacionales de Orfalea, Universidad de California en Santa Bárbara. Su web es www.ramzybaroud.net)


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