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Ignacio Rivas, uno de los Coroneles de Mitre

El Coronel Ignacio Rivas Graces recibió su bautismo de fuego en la batalla de Caseros. Era oriundo de Paysandú, República Oriental del Uruguay donde había nacido el 31 de julio de 1827.

Fue admirado por sus camaradas de armas por haber quebrado la espina dorsal del malón indio al vencer al bravo cacique Calfucurá en el combate de San Carlos de Bolívar en el mes de marzo de 1872.


La calle que lleva su nombre lo hace desde 1913, ratificado en 1929 con una ordenanza, se inicia al 2300 (avenida Patricio Peralta Ramos al 3600) y concluye al 5000 (Juan B. Justo al 800). En su extensión forma parte de los barrios Lomas de Stella Maris, Los Troncos, Playa Grande y San Carlos.


Se enroló como cadete en la defensa de Montevideo contra el sitio de Manuel Oribe, durante la “Guerra Grande”, y se hizo amigo de Bartolomé Mitre. Participó en la batalla de Caseros y en la lucha contra los federales de Buenos Aires, en 1852 y 1853.


Prestó servicios en la frontera con la Confederación Argentina, y secundó a Manuel Hornos en la batalla de El Tala del 8 de noviembre de 1854, repeliendo la invasión de Hilario Lagos.

Ataque mapuche, fundación de Olavarría y legionarios italianos


En el año 1855 fue enviado a la frontera sur con los amerindios, con sede en Azul. Meses después fundó el fuerte Olavarría, que doce años más tarde se convertiría en la ciudad de ese nombre. Participó en la batalla de Tapalqué, en que junto a Hornos repelieron el ataque de Calfucurá.

Meses después, en 1856, reprimió el alzamiento de los legionarios italianos de la Legión Agrícola Militar de Bahía Blanca, integrando una comisión interventora, junto a los tenientes coroneles José Murature y Juan Susviela, teniendo como objetivo dominar el estado de subversión en que se encontraba la misma, luego del asesinato de su comandante, el coronel Silvino Olivieri.


En 1858 fue ascendido a coronel y nombrado comandante de la frontera sur. Peleó en la batalla de Cepeda (1859) como jefe de un regimiento de caballería. Regresó al fuerte Cruz de Guerra, donde repelió un ataque de indios de Calfucurá, que ayudando a los federales en su intento de controlar el sur de la provincia avanzaron hasta el arroyo Chico que cruza la estancia San Juan, donde fueron finalmente rechazados.


En 1861 luchó también en la batalla de Pavón. Semanas después fue puesto al mando de una división de 2.000 hombres que debía invadir las provincias de Cuyo, de la cual era segundo jefe el “coronel” Domingo Faustino Sarmiento. Puso a este como gobernador de San Juan, a Luis Molina en Mendoza y a Justo Daract en San Luis. En ningún caso organizó elecciones.


Participó en las campañas contra el “Chacho” Peñaloza, que convulsionó a siete provincias contra los invasores porteños. Persiguió a los montoneros por toda La Rioja y San Luis, y lo venció en las batallas de Las Mulitas y Los Gigantes. Pero convenció a Mitre de que debía llegarse a un acuerdo con Peñaloza, porque era la única garantía real de paz. Por ello firmó con él el tratado de La Banderita, por el que se negoció la sumisión del Chacho y de sus hombres, a cambio de una amnistía para todos los montoneros. Terminada la firma de los tratados, el Chacho entregó los oficiales prisioneros que tenía en su poder, y a cambio no recibió nada: todos los oficiales presos habían sido fusilados.

Guerra del Paraguay y su ascenso a general


Regresó a Azul y peleó algunos combates contra los indios. En abril de 1865 se incorporó a la división de Wenceslao Paunero, marchando a la Guerra del Paraguay. Peleó en el asalto a Corrientes, en Yatay, Estero Bellaco y Tuyutí. Fue el jefe del primer regimiento que inició el heroico asalto a Curupaytí, donde los aliados tuvieron seis mil bajas y los defensores menos de setenta. Fue herido de gravedad, pero incluso así siguió combatiendo; Mitre lo ascendió a general.

Tras un tiempo de recuperación en Buenos Aires, dirigió una campaña a través del Chaco para tomar por la espalda la fortaleza de Humaitá pero fracasó. Participó también en las campañas finales de esa guerra, que permitieron tomar Asunción, luchando en la batalla de Lomas Valentinas.


Campañas militares contra el caudillo López Jordán y los mapuches


Regresó a Buenos Aires en 1869 y fue nombrado comandante de las secciones de fronteras del sur de la provincia de Buenos Aires.

A mediados de 1870 pasó a Entre Ríos, a concluir con la sublevación del último caudillo federal, Ricardo López Jordán, como jefe de los departamentos de la costa del río Uruguay. El 12 de octubre de ese año lo derrotó en la batalla de Santa Rosa y, poco después, con la ayuda del general Gelly, lo venció nuevamente en batalla de Don Cristóbal.


En marzo de 1872, el gran cacique Calfucurá dirigió una gran entrada de aborígenes en territorio cristiano, como otras veces. Pero, por una vez, cometió el terrible error de enfrentar en campo abierto y en batalla general a las fuerzas que salían a perseguirlo. El general Rivas lo derrotó completamente en la batalla de San Carlos de Bolívar, muy cerca de donde hoy se encuentra la ciudad homónima. Fue la peor derrota de los amerindios en mucho tiempo, e inició la retirada final de estos de la provincia de Buenos Aires.


Pocas semanas más tarde moría Calfucurá, y Rivas aprovechó para hacer una campaña dentro del territorio indígena, capturando Atreucó, uno de los principales campamentos de Calfucurá.

Las consecuencias de ser partidario de Mitre en la revolución de 1874


En 1874 fue uno de los gestores de la revolución de los partidarios de Mitre contra el presidente Nicolás Avellaneda. Este había ganado con ayuda del fraude, de la misma forma que Mitre lo había utilizado a su favor. Pero Mitre creyó que había alguna diferencia entre su fraude y el de los demás, y se lanzó a la revolución.

Carta original de Rivas al Ministro Martín de Gainza.

Rivas organizó las fuerzas en el interior de la provincia de Buenos Aires, y luego se puso a órdenes de Mitre. Pero si bien lograron reunir importantes contingentes, no obtuvieron ninguna victoria importante.


Por orden de Mitre, se dirigieron hacia el norte de la provincia, pero en su camino encontraron al coronel José Inocencio Arias atrincherado en la estancia La Verde; atacaron las posiciones de este y fueron completamente derrotados el 26 de noviembre.


Una semana más tarde, se rindieron y firmó el tratado de paz de Junín. Fue llevado preso a Buenos Aires, y se pidió para él la pena de muerte. Tras unos meses de prisión fue dado de baja e indultado por Avellaneda.


Reincorporación al Ejército Argentino y su fallecimiento


Fue reincorporado al ejército en 1877, pero no se le dio mando de tropas, ya que lo consideraban peligroso. Por eso no participó en la campaña del desierto del general Roca. Finalmente el general Ignacio Rivas fallecería el 8 de abril de 1880​ en la ciudad de Buenos Aires #AntesDeSerCalle

Bibliografía: Noticias y documentos sobre la revolución de septiembre de 1874 (Florencio Del Mármol) // Historia de la revolución olvidada (Omar López Mato) // Los coroneles de Mitre (Ricardo Mercado Luna) // La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas (José María Rosa)

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