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Osvaldo Magnasco: "El Estado debe dar Educación para aspirar Progreso, Crecimiento y Desarrollo"

Osvaldo Magnasco fue un jurisconsulto, legislador, docente, ministro de Educación. Nació en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos el 4 de julio de 1864.

La calle Osvaldo Magnasco va desde Juan B. Justo a Williams Morris (debería seguir hasta la avenida Mario Bravo pero hay un macizo sin urbanizar aún. Nace en el barrio Santa Mónica y atraviesa Fortunato de la Plaza y General Pueyrredon donde se produce el mencionado corte; circula paralela a Camusso 100 metros al norte.


Diputado nacional en 1890, previamente había dirigido por poco tiempo los Ferrocarriles Nacionales. Posteriormente asume como ministro de Justicia e Instrucción Pública en la presidencia de Julio Argentino Roca. Su vida política se apagó en junio de 1901 cuando el propio Roca le pidió la renuncia en medio de un complot que llevaban adelante los mitristas.

Como legislador se destacó en un tema que fue crucial para la Argentina de entonces: el primero vinculado con los ferrocarriles y su clara oposición a cómo aplicaban los ingleses las tarifas sin controles del Estado y la gran evasión que hacían en detrimento del fisco. Fue gracias a sus aportes que el 24 de noviembre de 1891 se promulgó el Reglamento General de los Ferrocarriles. Y como ministro de Justicia e Instrucción Pública intentó reformar la educación pública de raíz. Él sostenía que la educación se había convertido en un servicio para las elites ilustradas y carecía del sentimiento nacionalista. Su sana obsesión fue crear escuelas donde se aprendieran los más variados oficios profesiones, y es el autor de las escuelas industriales y fue un gran animador para crear escuelas agropecuarias. Su pensamiento expresaba que la educación tenía que tener una íntima como directa relación con la realidad socio económico y cultural del país.

En la Cámara de Diputados tuvo un intenso como apasionado debate con su coprovinciano Alejandro Carbó, normalista, que se oponía a las escuelas técnicas en el prejuicio de que creía que iban a reemplazar a las dedicadas a formar maestros. Ese debate fue vehemente pero dentro de los cánones de la razón y la inteligencia. Finalmente, el proyecto no prosperó, pero el tiempo le dio la razón a Magnasco sobre la necesidad de fortalecer la enseñanza técnica sin descuidar otras especializaciones de bachilleres.


En una sesión de la Cámara de Diputados de 1891 pronunció las siguientes frases: “¿Han cumplido las compañías privadas los nobles propósitos que presidieron esas concesiones de ferrocarril, tan prodigiosas en los últimos años?…¿Han servido como elementos de progreso…o por el contrario, han sido obstáculos, obstáculos serios, para el desarrollo de nuestra producción, para la vida de nuestras industrias y para el desenvolvimiento de nuestro comercio? Mejor sería señor que no contestase tales preguntas porque aquí están los representantes de todas las provincias argentinas, que experimentalmente han verificado con los propios ojos el cúmulo de pérdidas, reclamos, dificultades y abusos producidos por esto que, en nuestra candorosa experiencia creímos factores seguros de bienestar general…Ahí están las provincias de Cuyo, victimas de tarifas restrictivas, fletes imposibles, imposiciones insolentes…porque el monto de esos fletes es mucho mayor que el valor de sus vinos, sus pastos y sus carnes. Ahí están Jujuy y Mendoza, empeñada la primera en la explotación de…sus petróleos naturales. Pero no bien llega a oídos de la empresa la exportación de una pequeña partida…irremediablemente se levanta la tarifa, se alza como un espectro, y se alza tanto que el desfallecimiento invade el corazón del industrial más emprendedor…Ahí están Tucumán, Salta y Santiago, lidiando con sus azúcares, alcoholes y tabacos, con una vitalidad que, a no haber sido extraordinaria,…habrían sucumbido bajo la mano de hierro de éstos israelitas de nuevo cuño…”.


Hombres de la Generación del ´80, tanto Onésimo Leguizamón (en la primera etapa) como Osvaldo Magnasco (en la última) son un claro ejemplo de la necesidad de sumar esfuerzos por el bien del país. Ambos coincidieron en modernizar la Educación y lograron con sus ideas ubicarla entre las mejores del mundo, a pesar de que no contaron con la comprensión de sus contemporáneos –especialmente Magnasco- y aún así sus ideas lograron tocar a varias generaciones para que encontraran en la formación permanente su mejor aliado para construir el futuro y protagonizar el destino.

El 4 de mayo de 1920 en la ciudad de Temperley, hoy localidad de Lomas de Zamora, fallecía este entrerriano, graduado en leyes, gran orador parlamentario, jurista, escritor y ex ministro de educación. Impulsó la educación técnica, aunque el mitrismo y la Iglesia frenaron sus proyectos.


Por eso recordarlo es asumir los mismos compromisos, porque al igual que Domingo Faustino Sarmiento, Magnasco comprendió como pocos el carácter prioritario que debía el Estado darle a la Educación si aspiraba a tener progreso, crecimiento y desarrollo #AntesDeSerCalle




Fuente: Archivo General de Entre Ríos

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