Fue un hecho que no solo cambió la educación en la Argentina, sino en toda América latina.
Se cumplen 106 años de la Reforma Universitaria, la cual no solo cambió la educación en la Argentina, sino en toda América latina, y cuyo legado transformador perdura y nos obliga a mantener vivo sus ideales para las generaciones futuras. No podemos permitir que se transforme en un simple eslogan, en un nombre sin contenido ni que sus postulados sean sepultados por el olvido.
Una arteria para recordar
La calle Reforma Universitaria tiene numeración que va del 0 (Juan B. Justo al 5600) al 3600 comenzando su recorrido en el barrio Bosque Alegre. A partir de 12 de Octubre hace de frontera entre El Gaucho y San Antonio, más adelante pertenece a Bosque Grande, desde Fortunato de la Plaza en adelante al barrio Las Heras y las últimas cuadras, después de Mario Bravo termina en el barrio Las Retamas.
La Reforma
La Universidad nacida de la "Reforma de 1918" dio origen a la educación universitaria pública y gratuita, que fue y sigue siendo, un ejemplo para el mundo. Esa universidad fue la que nos brindó tres premios Nobel y cientos de profesionales y académicos reconocidos globalmente. Por ello, es nuestro deber no sólo recordarla, sino también defender sus postulados de libertad de pensamientos y democracia para las futuras generaciones, y mantener vivo el debate y la participación democrática en sus claustros. La Reforma Universitaria permitió en la Argentina la movilidad social que enriqueció nuestra vida por décadas
La transformación de la Argentina en el llamado "granero del mundo" requirió mayor mano de obra para el desarrollo de la producción agro-exportadora por lo que a partir de 1870 los gobiernos impulsaron la inmigración. Así desde aquel año hasta 1914 ingresaron a nuestro país alrededor de cinco millones de extranjeros, de los cuales más de la mitad, se instalaron de forma definitiva en nuestros campos y ciudades. Este impacto inmigratorio modificó para siempre a la sociedad argentina y permitió la aparición política de nuevos sectores sociales excluidos hasta entonces.
Es en este proceso, cuando irrumpen en la Argentina la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista, quienes representaban a las clases medias y proletarias en su lucha por participar en el manejo político de nuestro país. La presión política y social llevó así a la élite gobernante, a sancionar la Ley General de Elecciones, conocida como "Ley Sáenz Peña", que estableció el voto secreto, individual y obligatorio para todos los ciudadanos varones de la República Argentina. La sanción de esta ley permitió -por fin- la participación de los sectores sociales excluidos hasta entonces y abrió un proceso nuevo, inédito, de inclusión política, que amplió para siempre el ejercicio de la ciudadanía y la democracia en la Argentina, que condujo a la presidencia en 1916 de Hipólito Yrigoyen. Sin embargo, el viejo orden conservador retuvo la mayoría parlamentaria, el poder judicial y el manejo del aparato educativo.
Fue en ese contexto y como consecuencia lógica de ese proceso de inclusión política y social, donde nació a la Reforma Universitaria, la cual inevitablemente fue apoyada, no solo por las clases medias y los trabajadores, sino también por la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista. Fue el propio presidente Yrigoyen, que vio en ella un nuevo instrumento para ponerle fin al sectarismo oligárquico del viejo orden. Hacia mediados de la década del 10 existían en nuestro país tres universidades nacionales. La de Córdoba, nacida con los jesuitas en 1613, la de Buenos Aires creada en 1821, por inspiración de Bernardino Rivadavia y la de La Plata, creada en 1905 sobre la entonces denominada Universidad Provincial de La Plata, por iniciativa de Joaquín V. González. En 1889 había sido creada la Universidad Provincial de Santa Fe que sería nacionalizada luego de la reforma universitaria.
En este marco, los jóvenes reformistas no perdían de vista lo que sucedía en la Universidad de Buenos Aires y en particular en la Universidad de La Plata, la que será el modelo académico para ellos y referencia para confrontar con los docentes de Córdoba. Pero sobre todo no perdían de vista que en Europa, en los últimos cien años había sucedido la Revolución Francesa y Bolchevique y el pensamiento ilustrado tomado de la mano con la revolución industrial articulaba filosofía, ciencia y técnica”, subrayaron.
Los Hechos
Los estudiantes iniciaron una huelga en reclamo de profundas reformas. Es ahí, cuando la Federación Universitaria de Córdoba dio a conocer el Manifiesto Liminar que posteriormente se convertiría en el documento básico de la Reforma Universitaria.
La primera acción del estudiantado cordobés tuvo lugar el 10 de marzo de 1918, con la manifestación en las calles y la conformación del Comité Pro Reforma que, en principio, solo reclamaba tímidos cambios. Ante la respuesta negativa de las autoridades, el 14 de marzo el Comité declaró la huelga general de los estudiantes por tiempo indeterminado. La adhesión a la misma fue total, imposibilitando el inicio de clases el 1 de abril.
Ese movimiento estudiantil espontáneo impuso finalmente, y para siempre, la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil, la libertad de cátedra. La asistencia libre a clases y los concursos para cubrir cargos docentes. Esos logros no solo se extendieron luego a las Universidades de Buenos Aires, y La Plata, sino a toda América Latina, y permitieron el acceso y participación en la vida universitaria a sectores que se encontraban hasta entonces se encontraban excluidos de la vida universitaria.
Aquellos estudiantes de 1918 fueron claros con respecto al alcance de su movimiento. "La Juventud Argentina de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica: Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana", señalaron en su Manifiesto Luminar. Para fines de 1918, la Reforma Universitaria ya no era sólo una bandera de Córdoba o de Argentina, era una bandera de todos los estudiantes de América Latina. La batalla por las ideas había sido ganada. Hipólito Yrigoyen lo expresó con su particular lenguaje: "Asistimos a una hora de grandes reparaciones y renovación de todos los valores. Hemos satisfecho uno de los más palpitantes anhelos nacionales". Hoy, debemos recordar la Reforma de 1918 como lo que fue, un hecho transformador que nos inspira a mantener en alto y defender, de manera firme y con convicción, todos sus postulados.
Los números de la transformación
Para dar cuenta del impacto de esa transformación basta recordar que entre 1906 y 1918, el porcentaje de inscriptos en el nivel educativo superior en relación al total de alumnos del sistema educativo, no superaba el 1%. En ese mismo período el promedio de matriculados anuales fue de 5.175. Ese número de matriculados ascendió a 15.015 entre 1908 y 1930.
El incremento de matriculados anuales, tomando todas las universidades del país en ese período fue de 244%
El movimiento reformista se gestó a partir del compromiso de la trasformación y la participación política de los jóvenes, generando una corriente de pensamiento político universitario, que se expandió por toda América Latina sentando las bases de la educación pública en la actualidad.
Reflexionar sobre el movimiento reformista, y su impacto en Argentina y Latinoamérica, es fundamental para repensar la educación y la universidad, con sus conquistas y avances, pero también con sus desafíos futuros.
Es fundamental comprometer al gobierno local con la vida universitaria, ya que por medio de la educación es que el pueblo logra empoderarse, mejorar su calidad de vida y la de comunidad #AntesDeSerCalle
Fuentes. Recortes periodísticos // Las Reformas de la Educación Superior en Argentina (Marcela Mollis - 2007) // - Escritos y crónicas políticas. Buenos Aires. Capital Intelectual (Mella, J. A. - 2011).