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Un hombre que dio jerarquía a la política: Moises Lebensohn


La calle 41 lleva su nombre desde septiembre de 1959 . Su nomenclatura se extiende desde el 1700 (avenida De los Trabajadores) en el barrio Punta Mogotes hasta el 9100 (calle Heguilor) en el barrio Las Heras. Entre una punta y la otra y si la recorriéramos en su sentido de circulación forma parte, además, de los barrios General Pueyrredon, El Martillo, Florencio Sánchez, San Martín, Cerrito Sur, Juramento y Colinas de Peralta Ramos

Lebensohn fue periodista, abogado y uno de los políticos más cultos y universales en el abanico de los personajes argentinos del siglo 20; un personaje con sensibilidad social y visión de largo plazo. Había nacido en Bahía Blanca, el 12 de agosto de 1907.

¿Quién fue?

Para explicar quién fue Moisés Lebensohn nos hemos apoyado en dos libros que nos ayudaron a poder sinterizar la vida del personaje nuestro del día. Una es “Moisés Lebensohn, El hombre que pudo cambiar la historia" de José Bielicki y el otro “Encuentros a lo largo de mi vida” de Félix Luna.

A lo largo de su vida dirigió la Juventud Radical, fue fundador del Movimiento de Intransigencia y Renovación o MIR y aunque nunca ocupó cargos públicos de relevancia, está considerado como uno de los ideólogos fundamentales del sector de la intransigencia de la Unión Cívica Radical.

Cumplió un papel sobresaliente en la década del 30, pues combatió el fraude. Fue un caudillo de la democracia en los trágicos años de la Guerra Civil Española; luchó sin miedo contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial y después de ella, y logró formar el bloque de Intransigencia y Renovación, con su histórico Programa de Avellaneda. Condujo a la oposición durante la reforma constitucional de 1949, y suscitó el asombro y la hostilidad de sus adversarios, pero a la vez una inocultable admiración.

Si no hubiera fallecido muy joven, el 13 de junio de 1953, habría podido imprimir a la historia argentina otro curso. Era evidente por la energía y lucidez con las que empujaba su acción política, de la que no se olvidan quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.

Su padre era un médico que desembarcó en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Nacido en Ucrania, se perfeccionó en Suiza y Francia. Hablaba y escribía en nueve idiomas y se carteaba con la intelectualidad europea. Entabló amistad con Juan B. Justo, pero se afilió al radicalismo. Luego de vivir en distintas ciudades, se instaló en Junín, ciudad por entonces muy importante por el cruce de las vías del Ferrocarril del Pacífico y el Central Argentino. Su hijo Moisés había nacido en Bahía Blanca. Como Borges, su infancia transcurrió, en gran parte, disfrutando del paraíso que era la enorme biblioteca de su padre.

Moisés Lebensohn se zambulló de pleno en las cuestiones argentinas y mundiales al fundar en 1931, durante el régimen de Uriburu, el diario Democracia . Con artículos y editoriales incandescentes, comenzó a señalar el rumbo que debía orientar a la República mancillada por la profanación constitucional del golpe de Estado. Se había recibido de abogado y prestó ayuda legal a los trabajadores y disidentes perseguidos por el gobierno. Viajó por ciudades y pueblos hasta conseguir que, a pocos meses del golpe, en la provincia se le pudiera infligir al régimen una derrota política.

Por aquella época, la Legión Cívica, la de Mayo y otras bandas fascistas desfilaban uniformadas, con la complicidad del gobierno usurpador. Centenares de dirigentes radicales eran detenidos y muchos optaban por el exilio. La dictadura iba en serio.

El diario Democracia no se abstuvo de denunciar las persecuciones y el secuestro de libretas, ni de señalar, por ejemplo: "Hay un ambiente de temor y se ha clausurado un centro socialista". También investigó las torturas a los presos políticos.

Lebensohn luchaba contra tres frentes simultáneos: el avance fascista internacional, las violaciones institucionales en la Argentina y la confusión reinante en la Unión Cívica Radical. Fue severo con la decadencia de la vocación política: "Nuestros políticos ya no son los escultores del alma nacional y la estructura del país... Su habilidad consiste en ocultar su pensamiento, simular o disimular, flotar sobre las corrientes contradictorias como madero sobre el mar; permanecer en la superficie".


En 1935, se constituyó Forja (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), pero Lebensohn no había sido invitado. Se había desencadenado un fuerte debate en el seno del radicalismo, que se intensificó gracias al triunfo de Sabattini en Córdoba. Lebensohn sacó conclusiones y aceleró la marcha hacia el cambio.

Sus compañeros o discípulos eran Gabriel del Mazo, Arturo Frondizi, Ricardo Balbín, Crisólogo Larralde, Damonte Taborda. Era el indiscutible docente de voz seductora y frases llenas de contenido. Un pilar que no se agrietaba por las tormentas. Lo admiraban y elogiaban Alfredo Palacios, Enrique Dickman, Alicia Moreau de Justo. Criticó "las leyes que posibilitan el fraude y permiten que candidatos desechados sean consagrados intendentes", como si no sólo describiese su tiempo, sino como si leyera el lamentable futuro argentino.


"Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad, y ese canto parece compatible con las cadenas y la opresión." No hesitaba en cuanto a la defensa de la democracia, la Constitución, el pluralismo y la tolerancia. Denunció con filípicas ardientes la hipocresía de los discursos que dicen lo contrario de lo que se hace (otra referencia a nuestro tiempo).

Antes de que apareciera Perón, escribió: "Hace poco leía a un ensayista inglés que decía que la lucha en el siglo pasado fue por el sufragio; en éste, por el pan. Es decir, por la justicia social". Su flexibilidad mental y el respeto al poder de las evidencias le permitieron expedirse en cada instante con la palabra justa. En nuestros días habría modificado muchas de las posiciones que eran correctas en los 50, pero que resultan un anacrónico lastre en la actualidad. Por eso es importante seguir su conducta basada en valores, pero atenta a las circunstancias de cada etapa histórica. No dudaba en estar siempre actualizado. Lo afirmaba respecto a su partido: "El problema central es, ante todo, el reajuste de la máquina partidaria, su adecuación a las circunstancias y exigencias presentes, a un nuevo espíritu y nuevos métodos de lucha".

Lebensohn denunció que el fascismo extrae su fuerza del hambre y la desesperación de los pueblos. "El hombre que ignora si al día siguiente llevará un trozo de pan a su hogar, qué será de él y los suyos si dura la desocupación y la enfermedad, el hombre que se siente aislado ante el duro existir de una sociedad sin piedad... ese hombre y ese joven entregan sus libertades a los regímenes totalitarios a cambio de la eliminación de esas incertidumbres."

El 4 de abril de 1945 se constituyó en la ciudad de Avellaneda el Movimiento de Intransigencia y Renovación, inspirado por Moisés Lebensohn. Allí se selló un pacto para defender la moral, la justicia social, la libertad, la república, el federalismo, la libertad sindical, el voto femenino, la reforma educativa y una firme repulsa a toda forma de régimen corporativo.



Es curiosa y casi novelesca la amistad que este hombre excepcional mantuvo durante un tiempo con Eva Duarte, por haberse conocido en Junín. Democracia la ayudó con algunos comentarios favorables a su carrera artística. También se los vio charlando en la confitería Politeama, de la calle Corrientes. El la llamaba "Negrita" y ella, "Rusito".

Moisés le había inculcado la necesidad de luchar por los desposeídos. Nunca se agraviaron, pese a que luego fueron divididos por trincheras opuestas. Eva Duarte regresó por poco tiempo a Junín para casarse con Juan Domingo Perón.

Ante la inminencia de su fin, Lebensohn se abstuvo de exclamar "¡No quiero morir!". Manifestó: "No debo morir; hay tanto que hacer, tanto que luchar, luchar..." José Bielicki cierra su biografía reafirmando la misión de apóstol que caracterizó a ese político de raza, su visión humanística, su actitud humilde y generosa, su compromiso con los valores altos.

Según Félix Luna, "lo más importante de Lebensohn es la pasión que lo animó y la jerarquía que dio a la política como instrumento para mejorar la vida colectiva". #AntesDeSerCalle


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