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Foto del escritorAntes de ser Calle

Facundo Quiroga: El Tigre de los Llanos


Su propio enemigo, Domingo Faustino Sarmiento fue el que echó a andar la leyenda del origen de su apodo. Dicen que en una oportunidad, Quiroga fue perseguido por un yaguareté (tigre verdadero en guaraní), debió treparse a un árbol, fue ayudado por unos paisanos y terminó matando al animal. De ahí el “Tigre de los llanos”.

Su leyenda había comenzado en el pueblito riojano donde había nacido, San Antonio, el 27 de noviembre de 1788. Se casó con Dolores Fernández Cabeza, con quien tuvo cinco hijos.


Su valor y liderazgo fueron sus armas principales para convertirse en el caudillo indiscutido de los riojanos. Combatió en las guerras de la independencia y haría fortuna explotando minas de plata y cobre en el noroeste.


Se involucró en las luchas intestinas que desangraron a nuestro país por tantos años. Pelearía en el bando federal y su valentía e inteligencia en el campo de batalla encontraría su talón de Aquiles en el general unitario José María Paz. Lo derrotaría en los combates de La Tablada primero, en 1829 y Oncativo al año siguiente.


Luego de sus derrotas, se recluyó en la ciudad de Buenos Aires, donde Juan Manuel de Rosas lo recibió con los brazos abiertos, aunque pronto comenzaron a discrepar: el riojano era partidario de tener una constitución y de llegar a una organización nacional lo antes posible, y Rosas, no. Sin embargo, nunca dejaron de tener una relación amistosa.


Participaría en la campaña al desierto de 1833. Para entonces, ya tenía demasiados enemigos. Los principales eran los hermanos Reinafé, amos y señores de Córdoba. El drama no demoraría en desencadenarse.


Se había afeitado el bigote y, aún con su pelo ruliento, parecía haberlo despojado de esa imagen de hombre bárbaro y salvaje que muchos se habían formado. Sufría de reuma y le dificutaba montar a caballo.

La calle con su nombre se la encuentra en la zona El Colmenar de la ciudad de Batán

El principio del fin


En 1834, estalló un conflicto entre los gobernadores de Salta, Pablo Latorre y de Tucumán, Alejandro Heredia. Quiroga fue encomendado a viajar al norte para mediar en el conflicto y en diciembre de ese año partió. Rosas lo acompañó un trecho.


José Vicente Reinafé, gobernador de Córdoba y apuntado como uno de los instigadores de la muerte de Quiroga. Cuando transitaba por Santiago del Estero se enteró que Latorre había sido asesinado, y que Heredia había quedado el dueño de la situación; ya no se necesitaba de su presencia por lo que emprendió el regreso. En esa provincia, descansando en la casa del gobernador Ibarra, éste le advirtió que en el camino atentarían contra su vida. “Quédese usted tranquilo, señor gobernador, no ha nacido todavía el hombre que se atreva a matar al general Quiroga”.


Quiroga era un blanco fácil, ya que no llevaba escolta militar. Lo acompañaba José Santos Ortiz, quien se había incorporado para asistirlo en la misión de mediación en el norte. Ortiz había sido el primer gobernador de su provincia, San Luis. También iban media docena de peones, dos correos y dos postillones. Uno de ellos se llamaba José Luis Basualdo, de 12 años, quien era el hijo del maestro de la posta de Ojo de Agua, la parada anterior a la de Sinsacate. Al muchacho lo hicieron subir a la galera tirada por seis caballos para que fuera aprendiendo el oficio.

Iban rápido. En otra posta le advirtieron que Santos Pérez, al mando de una partida lo emboscaría en Barranca Yaco. Hasta le ofrecieron caballos tanto a Quiroga como a Ortiz para que escapasen. Una idea que el riojano la rechazó de plano. “Con un grito mío, esa partida se pondrá a mis órdenes”, se jactó.


Barranca Yaco


El cielo anunciaba que se venían las lluvias ese lunes 16 de febrero de 1835. Cerca de las 11 de la mañana, a 9 km antes de llegar a la posta de Sinsacate, donde el camino hacía una curva en el espeso monte de espinillos y talas, una partida de 32 hombres al mando de Santos Pérez le cortó el paso a la galera de Quiroga.


- ¿Qué es lo que pasa? ¿Quién manda esta partida? -preguntó a viva voz, sacando la cabeza por la ventana. Serían sus últimas palabras #AntesDeSerCalle

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